Valora las cosas pequeñas y simples que la vida te da

Jaime Jaramillo, cariñosamente llamado Papa Jaime, es otro escritor y conferencista de mi preferencia, admiro su trabajo social, su labor de difundir un mensaje de paz y amor, y su filosofía de vida; creador de la Fundación de Los Andes, la cual ha trabajado en la recuperación de cerca de 70.000 niños que han vivido en las calles y alcantarillas de Bogotá, y que tiene como misión inspirar y despertar conciencia individual y colectiva desde el amor. Autor de varios libros, entre ellos: Los hijos de la oscuridad, Te amo pero soy feliz sin ti, Escucha la voz de tu
11 años atrás

Por: Marta Sáenz Correa
Por: Marta Sáenz Correa
Jaime Jaramillo, cariñosamente llamado Papa Jaime, es otro escritor y conferencista de mi preferencia, admiro su trabajo social, su labor de difundir un mensaje de paz y amor, y su filosofía de vida; creador de la Fundación de Los Andes, la cual ha trabajado en la recuperación de cerca de 70.000 niños que han vivido en las calles y alcantarillas de Bogotá, y que tiene como misión inspirar y despertar conciencia individual y colectiva desde el amor. Autor de varios libros, entre ellos: Los hijos de la oscuridad, Te amo pero soy feliz sin ti, Escucha la voz de tu corazón, y Volver a lo básico, del cual nos referiremos en esta ocasión.

En ese trabajo, Papa Jaime manifiesta que a medida que crecemos acumulamos las creencias que nuestros padres, maestros, y la sociedad nos impone. Nos han enseñado a centrar nuestra felicidad en las apariencias, en el que dirán, en la búsqueda de aprobación y reconocimiento, y en la competencia con los demás, y este adiestramiento es el que nos impide ser felices. Cuando identificamos y transformamos esta programación, disfrutamos nuevamente de las cosas pequeñas y simples, como cuando éramos niños, recuperando nuestra verdadera esencia: el amor.

Volver a lo básico, más que un libro, es un estilo de vida simple y poderoso, que nos ayuda a romper las cadenas que nos atan, a pensar positivamente, a cristalizar los sueños, a amar sin condicionamientos, a perdonar y a servir desinteresadamente. En ese momento mágico, nuestro espíritu volará tan alto que descubriremos que la verdadera felicidad esta dentro de nosotros, aquí y ahora. La vida es demasiado valiosa para vivirla en un estado permanente de mediocridad, dolor, miedo, o confusión. Nos merecemos tener un una vida llena de amor, paz, felicidad, salud y riqueza.

Solo cuando elegimos que queremos ser, tenemos la oportunidad de materializar todos nuestros sueños. No contamos con el poder para manejar las cosas que se encuentran fuera de nosotros, pero si la fuerza para controlar las que están en nuestro interior. Limitarse a existir es negarse la oportunidad de vivir y disfrutar de la vida plenamente. Para volver a lo básico, requerimos ejecutar algunas acciones como aprender a seleccionar y utilizar la información que nos llega a diario, y descartar la que nos contamine la mente; si no elegimos tomar conciencia, filtrar y decantar toda esta información, podemos caer fácilmente en buscar siempre la aprobación de los otros y restar importancia lo que pensamos de nosotros mismos.

Nuestro autor reitera que debemos abrir la mente, es decir tratar de ver las cosas de un modo diferente, desde un nuevo ángulo, y bajo diferentes puntos de vista. Despréndete de esos pensamientos y condicionamientos que nublan tu razón, elige deliberadamente no darles la oportunidad que te perturben. Ni tus peores enemigos te pueden hacer tanto daño como tus propios pensamientos. No es lo que entra por la boca lo que contamina, sino lo que sale de ella. Cuando el corazón esta turbio, el resultado son palabras que destruyen.

Cuando aceptamos el apego en nuestras vidas, depositamos nuestra felicidad en manos de otros, ya no depende de nosotros ser felices y vivimos condicionados, nuestras vidas se basan en tener y no ser, estamos siempre preocupados por lo que piensan los otros, no somos felices si no tenemos todo lo que deseamos, y no podemos ser felices si prescindimos de lo que ya tenemos. No olvidemos, no hay nadie tan pobre que no pueda dar, ni tan rico que no pueda recibir, seamos generosos sin importar con quien. Compartamos con los demás nuestros dones, cualidades, aptitudes y posesiones.