Informe Especial. Es indiscutible el gran avance urbanístico y económico que ha surgido en Montería, en los últimos años, nuestra ciudad es hoy día considerada una de las capitales con mayor proyección a nivel nacional, sin embargo no es ajena a problemáticas sicosociales, que aquejan a diario; violencia intrafamiliar, drogadicción, inseguridad, entre otros, muestran una dura realidad, que lamentablemente se replica en todo el país; hoy 1 de mayo se conmemoran los 240 años de Montería, lo cual nos invita a reflexionar qué podemos aportar desde nuestro propio accionar, para transformar y proyectar el desarrollo no solo físico sino humano de nuestra tierra.
No es tiempo perdido, dedicar un poco a concienciarnos sobre la necesidad imperante de reeducarnos en valores y principios que nos impulsen a construir una sociedad más humana, respetuosa y tolerante; lamentablemente, y según argumentan los historiadores, el avance de una ciudad muchas veces no va en la misma dirección que la evolución de su gente.
Tal vez usted no conozca mucho de los detalles que iniciaron la fundación de la ciudad, las costumbres de aquella época, el desarrollo y avance de los sitios emblemáticos, y cómo se ha logrado paulatinamente el desarrollo de la “Perla del Sinú”, en diálogo con el historiador, investigador y actual director del Centro de estudios Sociales y Políticos de la Universidad del Sinú, Victor Negrete; aquí se lo recordamos.
¿De dónde surge el nombre Montería?
La palabra Montería, de origen español, fue utilizada por los españoles, para hacer alusión a los sitios de caza, la ciudad que antes de su fundación en 1777, fue conocida como San Jerónimo de Buenavista, toma su actual nombre, según documentación histórica por ser identificada como “El paraje de las Monterías que llaman de Buenavista”, esto con relación a ser el primer poblado levantado en el sitio de las “Monterías”, reunión de los “monteros” que cazaban en los alrededores.
¿Dónde inició el asentamiento de los primeros pobladores y cuáles eran sus costumbres?
Las primeros pobladores de nuestra ciudad, cerca de 150 familias, se ubicaron en la margen izquierda, pero debido a que esta era altamente cenagosa, se vieron obligados a desplazarse hacia la margen derecha, también dirigidos por el militar español Antonio de la Torre y Miranda, a quien Juan de Torrezar Díaz, gobernador de Cartagena en ese entonces, ordenó la fundación de todas las poblaciones cercanas, especialmente en la zona de influencia de los ríos Sinú y San Jorge, entre estas Montería.
Las familias nativas eran principalmente indígenas, mulatos y negros, que se dedicaban principalmente a la pesca y la caza, así como a la agricultura, de cultivos como cacao, maíz, yuca, ñame, plátano, hortalizas y legumbres, también se inició la actividad ganadera en los pequeños propietarios, ya con la llegada de foráneos de las regiones de Antioquia, Sucre, y de países como Libia, Siria, Norteamérica, Italia, Cuba, y Francia, entre otros.
Era tradicional que hombres y mujeres salieran a vender sus productos a las calles, “a lomo de burro”, y que en los días especiales se congregaran en la Plaza de Toros, actual parque Simón Bolívar, para disfrutar de las corralejas.
Así mismo, los paseos por el río Sinú eran habituales, ya que éste era una fuente de pesca abundante.
¿Cuáles eran los lugares emblemáticos de esa época?
En la década de los años 20, en Montería, gran cantidad de pobladores y visitantes se congregaban principalmente cerca al puerto, ubicado en la ribera del río Sinú, contiguo al Mercado Central, así mismo los lugares de esparcimiento entre estos, la Avenida Primera era escenario de actividades como Carreras de Caballos, Corralejas, y también hacía presencia un CircoTeatro, para el deleite cultural de los ciudadanos.
Todas las épocas representativas, como Semana Santa, Navidad, etc, eran ampliamente festejadas por los monterianos, en familia y con tranquilidad, relata el Investigador Victor Negrete; “Todo era más tranquilo, niños, jóvenes y adultos disfrutaban sanamente, y sin temor a que algo les pasara, antes no se moría la gente joven, no como hoy que los padres tienen que enterrar a sus hijos, y no lo contrario, como debería ser”, manifiesta.
¿Qué creencias o tradiciones tenía la gente de esa época?
Anteriormente, era muy común que las familias guardaran cierto recelo durante los días de la Semana Mayor, y reforzaran las creencias místicas en torno a la muerte y las enfermedades; “había más respeto por los mayores, y los fenómenos naturales, como los denominados suestes (aguaceros), eran temibles, también en los hogares, luego de una pérdida, se pensaba que el muerto podía volver para llevarse a alguien de su familia”, relata el historiador.
¿Qué cree que se deba rescatar actualmente en la sociedad monteriana, en comparación con la Montería de Antaño?
“Antes se respiraba tranquilidad y más unión entre las familias, así mismo entre sus vecinos, había tolerancia, solidaridad, hoy se ve egoísmo, agresión, violencia, desde la misma casa, padres e hijos no pueden convivir, es hora de hacer un pare, no podemos permitir mayor degradación de nuestra sociedad, ni los niños están a salvo de tanta barbarie, la ciudad no sólo debe avanzar urbanísticamente, sino en valores, principios y educación, desde la casa y en el colegio, es donde estos pilares deben retomarse y darles la importancia que merecen”, concluyó.
A continuación usted puede apreciar las imágenes de la “Montería de Antaño”, recopiladas gracias al trabajo de Recuperación de la Memoria Visual de Córdoba, a cargo de los investigadores y gestores culturales Roger Serpa Espinosa y Albino Martínez Simancas, Fotografías de Justo Manuel Tribiño Sánchez.
