Emisarios del presidente Donald Trump llegaron este jueves 13 de marzo a Moscú para negociar una tregua en el conflicto ucraniano. Steve Witkoff, enviado especial de Estados Unidos, aterrizó en el aeropuerto moscovita de Vnukovo para presentar formalmente la propuesta de un alto al fuego de 30 días, según confirmaron agencias rusas.
Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, verificó escuetamente la presencia de los negociadores americanos: “Efectivamente, los negociadores están volando. Hay contactos previstos”, aunque evitó detallar la composición completa de la delegación estadounidense.
La propuesta de Washington surge tras una reunión celebrada en Yeda, Arabia Saudita, donde funcionarios estadounidenses y ucranianos acordaron los términos de este cese temporal de hostilidades. El gobierno de Kiev ya expresó su conformidad con la iniciativa, mientras el secretario de Estado Marco Rubio intensificó la presión diplomática al exigir el miércoles que Moscú acepte la tregua “sin condiciones” previas.
Yuri Ushakov, asesor diplomático de Vladimir Putin, mostró escepticismo al calificar la propuesta como “un respiro provisional para los soldados ucranianos” durante una entrevista televisada. El funcionario ruso afirmó haber comunicado la posición de Moscú en una conversación telefónica con Mike Waltz, consejero estadounidense de Seguridad Nacional.
“No es más que un respiro temporal para los militares ucranianos”, insistió Ushakov, anticipando que Putin se pronunciará “probablemente de forma más específica y sustancial” sobre la propuesta estadounidense este mismo jueves.
El Kremlin mantiene que cualquier solución pacífica debe “tener en cuenta los intereses” y las “preocupaciones” de Rusia, apuntando hacia un “arreglo pacífico duradero” en lugar de medidas temporales. Mientras tanto, Moscú exige el levantamiento de sanciones internacionales como parte de un eventual acuerdo.
