Rafael Burgo vivía solo en una casa en el barrio Santa Teresa de Cereté, por eso nadie conoce los detalles que rodean su muerte, los cuales son materia de investigación por parte de las autoridades de esa localidad.
Desde el pasado miércoles habitantes del sector venían percibiendo un olor nauseabundo en las calles, pero nadie sabía de dónde provenía. La gente pensaba que eran las cunetas, algunas fueron sometidas a un aseo, pero aun así el hedor continuaba.
Durante la noche del miércoles y la mañana de ayer el olor se hizo insoportable en el sector, los vecinos del lugar decidieron buscar el origen de la fetidez y se dieron cuenta que procedía del interior de la vivienda de Rafael José Burgos, de 60 años.
Desde que se descubrió el origen de los malos olores la gente temió lo peor. Sabían que el anciano estaba solo y se dieron cuenta que hacía varios días no lo veían.
Como pudieron abrieron la puerta y hallaron el cadáver del hombre en avanzado estado de descomposición. De inmediato llamaron a la Policía, que hizo la inspección judicial del cadáver y lo traslado a la morgue del hospital local Sandiego.
De inmediato se inició la investigación y se llegó a la hipótesis de que Burgos había sufrido algún problema de salud y murió debido a que no fue auxiliado por nadie.
Inicialmente se pensó que se trataba de un asesinato, porque se encontraron algunos elementos desordenados en el suelo, como si hubiesen entrado ladrones. Sin embargo, la Policía cree que los elementos se cayeron, incluyendo una mecedora, mientras el ciudadano luchaba por su vida.
Sobre la víctima no se conocen mayores datos. Ayer en la mañana familiares reclamaron el cadáver.