Montería. Por años, las comunidades rurales de Córdoba han entrado en conflicto con jaguares, pumas y triguillos, cuyos territorios han sido invadidos por el hombre, dejando a los felinos cada vez más atrapados en bosques fragmentados, cerca de los asentamientos humanos.
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Sin otra opción de caza, los felinos optan por atacar a los semovientes, terneros, vacas, corderos y hasta aves de corral, lamentablemente la primera reacción de los campesinos es matar al animal al considerarlo una amenaza.
Desde hace tres años la Corporación Autónoma Regional de los Valles del Sinú y San Jorge inició el proyecto para dirimir el conflicto felino-humano, decenas de comunidades de ocho municipios de Córdoba hacen parte del proceso que ha tenido logros, pero lunares como el del puma asesinado en Puerto Libertador, obligan a fortalecer acciones.
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Por su geografía, Córdoba es territorio de grandes felinos, hay avistamientos en zona rural de Montería, Ayapel, Pueblo Nuevo, Valencia, Tierralta, Puerto Libertador, Buenavista, Planeta Rica y Canalete, señala el biólogo Rafael Espinoza de la CVS.
Las comunidades en el programa del conflicto felino –humano están capacitadas para ahuyentarlos aplicando técnicas no letales, ponen en práctica consejos para el manejo del ganado y han tenido avances en su coexistencia armónica con los felinos.
La comunidad que dio muerte al puma en La Odisea, Puerto Libertador, no está en ese proyecto de capacitación, pero ya hay acercamientos para ingresar y sensibilizar a los pobladores, todo con el objetivo de evitar más asesinatos de pumas y proteger no solo a la especie, sino los bienes de los campesinos.
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“El puma es una especia críticamente amenazada, ha disminuido su presencia en zona de montaña. Hay que protegerla porque es una especie sombrilla, si se protege al puma, protegemos a otros animales cuya existencia está ligada”, enfatizó el biólogo Espinoza, quien ha trabajado en programas de conservación.
La CVS cuenta con un aplicativo móvil, cualquier persona puede reportar en tiempo real los avistamientos de grandes felinos o ataques. Un equipo de profesionales se desplazará hasta el área, instalara dispositivos como cámaras trampa y de ser necesarios capturarán al animal para reubicarlos en un área segura.
“El llamado a las comunidades con presencia de estos felinos es a que no los maten, sino a buscar estrategias que les permitan compartir el territorio de forma amigable, porque quienes han invadido el territorio somos nosotros los humanos”, acotó el experto.