Lorica. En el corregimiento de Palo de Agua, municipio de Lorica, hay un punto conocido como la Boca de Nicolasa, de los de más alto riesgo de desbordamiento.
Allí, a orillas del río Sinú, cerca del peligro cada vez que el invierno llega, la señora Nicolasa Osorio Anaya tiene su hogar, y precisamente por su nombre es conocido el punto.
Desde hace más de 15 años doña Nicolasa ha tenido que superar la fuerza de las aguas revueltas del Sinú, pues varias administraciones municipales le habían pedido desalojar por el peligro que representa vivir ahí, pero la humilde dama siempre se negaba por no tener certeza de a dónde iba a parar con sus ocho hijos, dependientes de ella en aquel entonces.
Así pasaron años e inviernos, uno tras otro, sorteando las situaciones, incluso siendo señalada de ser obstáculo en la realización de obras para prevenir emergencias y dar tranquilidad al resto de habitantes de Palo de Agua.
El drama de Nicolasa lo conoció hasta el Gobierno Nacional pero apenas este 2018, tras muchos años de conversación con varias administraciones locales, la señora llegó a un acuerdo con el despacho de la alcaldesa Nancy Sofía Jattin y aceptó su reubicación.
Nicolasa, cuyos hijos ya son hombres y mujeres, ahora tendrá un techo más seguro, de concreto, digno, tal como había exigido para poder dejar el punto crítico a orillas del Sinú y lo mejor es que no tendrá que alejarse de la tierra en la que ha vivido siempre.