La inminente entrada en operación de Puerto Antioquia coloca a Córdoba ante una decisión estratégica crucial: desarrollar un puerto seco propio para aprovechar las oportunidades del nuevo corredor logístico o resignarse a depender de la infraestructura antioqueña.
La respuesta podría determinar si el departamento se posiciona como protagonista o simple espectador del boom exportador que promete el megaproyecto de US$774 millones.

Puerto Antioquia representará una reducción del 30% en los costos de transporte para el sector productivo del país, y ofrecerá un ahorro de 342 kilómetros en distancia desde Bogotá comparado con Cartagena.
Para Córdoba, que se encuentra más cerca de Turbo que de otros puertos del Caribe, esto abre una ventana de oportunidad que podría no repetirse.
Juan Mauricio Ramírez de Urban Pro lo planteó claramente durante el foro “Montería y Córdoba Avanzan”: “hay que diversificar las exportaciones, hay que para eso modernizar las vías hacia Puerto Antioquia y Puerto Compás. Si no se mejora la conexión con Puerto Antioquia va a ser muy difícil lograrlo”.
Sin embargo, la propuesta va más allá de solo mejorar carreteras: incluye “la creación de un puerto seco que ayude a la consolidación y a la transformación de productos para la exportación”.
El modelo que funciona: lecciones desde Argentina
La experiencia de Córdoba, Argentina, demuestra la viabilidad del concepto. Su puerto seco beneficiará a 500 empresas exportadoras con una reducción de costos logísticos del 25% y una disminución del 50% en la huella de carbono.
El proyecto, desarrollado por la Agencia ProCórdoba y la Cámara de Comercio Exterior, “permite exportar desde la terminal con su contenedor y no tener que hacer el envío del contenedor vacío a Buenos Aires, con el consiguiente ahorro de costos”.

Las ventajas competitivas de Córdoba, Colombia
El departamento posee condiciones naturales para desarrollar un puerto seco exitoso. Los puertos secos “realizan transbordos de mercancías de manera rápida y eficaz” y “contribuyen a descongestionar los puertos marítimos”, funciones que serían especialmente valiosas considerando que Puerto Antioquia triplicará las toneladas que hoy se mueven en Urabá, pasando de 2 a 7 millones.
Además, “los puertos secos ayudan a tener una cadena logística más eficiente y esto se refleja en menores costos en las tarifas para los exportadores”, según expertos. Para Córdoba, que actualmente concentra 80% de sus exportaciones en industria del hierro y acero, un puerto seco facilitaría la diversificación hacia la agroindustria.
El factor tiempo: una ventana que se cierra

Puerto Antioquia ya completó el hincado de más de mil pilotes, llegaron las enormes grúas y está próximo a operar. Generará 17 mil empleos e incentivará la creación de unas 800 empresas, estableciendo un nuevo ecosistema logístico en el Urabá.
Si Córdoba no actúa pronto, estos beneficios podrían concentrarse en Antioquia, convirtiendo al departamento en un simple proveedor de materias primas.
La pregunta no es si Puerto Antioquia será exitoso -los datos indican que sí-, sino si Córdoba aprovechará esta oportunidad para desarrollar su propia capacidad logística o se limitará a ser un departamento tributario del crecimiento antioqueño.
La diferencia radica en pasar de exportar commodities a “desarrollar mucho más esa industria y otras industrias agro que le permitan exportar” productos con valor agregado.
El momento es ahora. Córdoba tiene los recursos naturales, la ubicación estratégica y el apoyo institucional necesario. Lo que necesita es la decisión política de apostar por un puerto seco que convierta al departamento en un hub logístico regional, no en un simple observador del éxito ajeno.