Benedicto, el intelectual

Por: Mario Sánchez Arteaga


Los feligreses de la Iglesia Católica nos habíamos acostumbrado durante 27 años al rostro bonachón de Karol Wojtyla, quien desde 1978 a 2005 ostentó como máximo jerarca y líder espiritual del catolicismo. El vicario de Cristo o sucesor de Pedro llegó joven y enérgico a su pontificado, que fue el número 264, siendo el primer papa polaco, rompiendo la hegemonía de los italianos que desde 1523 habían ganado la elección en el conclave.

Wojtyla adoptó el nombre de Juan Pablo II, convirtiéndose en uno los papas más carismáticos de la historia y cercano a la juventud. A sus 84 años los quebrantos de salud lo llevaron a la muerte y en su reemplazo fue elegido Joseph Ratzinger, un laureado Cardenal entre el clero mundial pero desconocido para el resto de la feligresía del planeta.

Del rostro amable de Juan Pablo pasamos a la mirada tosca y bravucona del Alemán Ratzinger, quien tomó el nombre de Benedicto XVI. Su pontificado inició el 19 de abril de 2005, fue considerado un papado de transición debido al largo periodo del papa polaco.  Wojtyla era deportista, mientras que Ratzinger, un ratón de biblioteca, consagrado extenuantemente al estudio.

En un principio se decía que el alemán fue considerado descendiente nazi, debido a que estuvo en la Segunda Guerra Mundial, lo que pocos no saben es que jamás fue a combates y su participación fue obligada cuando a sus 16 años lo reclutó el ejército en contra de su voluntad. Al terminar de pagar el servicio ingresó al seminario para formarse como sacerdote. Allí comienza una vida de consagración a la contemplación, oración y el estudio. Se ordenó en 1951, luego de varios años de pastoral en 1977 fue nombrado arzobispo y meses después el papa Pablo VI, conociendo su fama de estudioso y preparado, lo nombra cardenal.

A pesar de ser un clérigo que estuvo en tres conclaves y muy cercano asesor a dos papas, Benedicto fue fundamental en hacer cambios y renovar la iglesia desde el Concilio Vaticano II, pero sus posiciones como papa fueron consideradas por la crítica como ultraconservadoras. Algunos lo llamaron «Rottweiler de Dios» por la férrea defensa de la ortodoxia católica y a su drástica oposición al matrimonio homosexual, al aborto y la eutanasia.

Se formó como doctor en teología, fue docente en varias universidades de Europa, formador en seminarios y rector del Colegio Cardenalicio. Recibió ocho doctorados honoris causa, fue miembro de varias academias científicas, hablaba diez idiomas, entre ellos el alemán, español, italiano, inglés, latín, francés, griego y hebreo. Escribió un centenar de libros de gran impacto y respeto por creyentes y no creyentes, traducidos en todos los idiomas. Publicó más de 600 artículos. Uno de sus libros “Jesús de Nazaret” fue best-seller a nivel mundial. También fue incluido en la lista de la revista TIME como uno de los hombres más influyentes e intelectuales del planeta.

Aparte de toda esa erudición y disciplina al estudio y la investigación, manejaba helicópteros a la perfección. Habilidad que aún tuvo siendo papa. Tocaba piano clásico en sus ratos libres, escuchando a Beethoven, Bach y Mozart. Era un melómano. Su biblioteca personal, según allegados, tenía más de 20 mil libros.

Joseph Ratzinger, siendo cardenal, intentó renunciar al alto cargo que le encomendó Juan Pablo II como su principal asesor en La Congregación para la Doctrina de la Fe, con la finalidad de irse de bibliotecario y así dedicarse más a la lectura e investigaciones, petición que Juan Pablo jamás aceptó sabiendo que perdería a uno los cerebros más brillantes de la Iglesia.

El 11 de febrero de 2013 sorprendió al mundo con su renuncia al papado, convirtiéndose en papa emérito. Algo que no sucedía desde 1415 en el pontificado de Gregorio XII. A sus 86 años decide dar un paso al costado, sentirse sin las fuerzas necesarias y dedicarse al retiro espiritual. En su reemplazo fue elegido el carismático cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, quien adoptó el nombre de Francisco y se convirtió en el primer papa latinoamericano.

Como católico practicante, considero que Benedicto fue ese padre de familia que le dice a sus hijos las cosas de frente y corrige con severidad bajo los lineamientos de una familia conservadora. Mientras que Francisco hace las mismas correcciones, pero te las dice en un tono comprensivo e incluyente, más no cambia las líneas rojas que la Iglesia considera como inamovibles. Es un papado más tolerante, pero no la revolución que muchos movimientos y activistas esperan, simplemente porque la Iglesia no rige espiritualmente para complacer a la sociedad en cuanta tendencia o capricho se le ocurra al hombre. La Iglesia es Santa porque es dirigida bajo la unción poderosa del Espíritu Santo (esto solo lo entiende el creyente), a la vez es pecadora porque es orientada por humanos.

Benedicto, el intelectual, partió de este mundo terrenal el 31 de diciembre de 2022, a sus 95 años de edad, convirtiéndose en el papa más longevo de la historia. Sus restos yacen en las grutas vaticanas, ubicadas en la basílica de San Pedro, muy cerca de donde se encuentran las del apóstol Pedro y de Juan Pablo II.