La Nueva EPS, la aseguradora de salud más grande del país con 10,8 millones de afiliados, enfrenta una profunda crisis financiera.
El nuevo presidente de esta organización, Aldo Cadena, reveló que durante 2023 la entidad registró pérdidas por $411.838 millones, lo que ha llevado a una caída estrepitosa de su patrimonio, pasando de $480.000 millones a tan solo $73.000 millones.
Cadena advirtió que la situación podría ser aún más grave, pues se ordenó una auditoría forense tras detectar “pasivos ocultos” que podrían sumar cifras billonarias. “Tenemos facturas sin procesar o sin auditar, por lo que la pérdida podría incrementarse”, explicó.
Otro factor que ha contribuido a la crisis es el elevado indicador de siniestralidad, que alcanzó el 102% el año pasado, lo que significa que la EPS está gastando más dinero del que recibe.
En un intento por contrarrestar las adversidades, Cadena anunció una serie de medidas. Se iniciará un proceso para “democratizar” la contratación, cumpliendo con la norma que exige que el 60% de los contratos se realicen con el sector público.
Además, todos los contratos vigentes serán revisados y liquidados, con el objetivo de mejorar y cambiar la dinámica en la que se renuevan automáticamente. “Les estamos pagando a prestadores que no atienden, eso tiene que cambiar”, enfatizó.
La junta directiva de la Nueva EPS también estudia alternativas para capitalizar la entidad, incluyendo la posibilidad de solicitar préstamos si se requieren mayores recursos.
Cadena aseguró que su misión no es desaparecer la EPS, sino recuperarla. Sin embargo, las cifras revelan una situación crítica que requerirá medidas drásticas para sanear las finanzas y garantizar la prestación de servicios a sus millones de afiliados.
