En las calles de Montería, la polémica sobre un posible racionamiento de energía eléctrica ha dividido las opiniones de los ciudadanos. Mientras algunos lo ven como una medida necesaria para enfrentar la intensa ola de calor y sequía, otros temen las consecuencias económicas y sociales que podría traer consigo.
«No queremos un racionamiento de luz, sino que tengamos energía permanentemente. Ya pagamos recibos muy caros», expresó uno de los entrevistados. Por otro lado, una comerciante manifestó su preocupación por el impacto negativo que tendría en el turismo.
Algunos ciudadanos reconocen la gravedad de la situación y la posibilidad de un racionamiento si los niveles del embalse de la represa Urra continúan disminuyendo. «Aunque esa energía de Urra no viene para la costa, sino que la venden en otras partes, la ola de calor nos está afectando. La gente que maneja electrodomésticos y artículos que necesitan energía eléctrica se verían bastante afectados», advirtió un comerciante.
Mientras tanto, otras voces ven el racionamiento como una oportunidad para fomentar el ahorro y la conciencia ambiental. «Me parece excelente que haya un racionamiento para que aprendamos a ahorrar, porque estamos viviendo una intensa ola de calor y sequía. Sería bueno que entremos en razón de cuidar el agua y la energía», expresó una comerciante.
No obstante, algunos temen las consecuencias económicas de un racionamiento. «Sería desastroso. La industria, el comercio, todo se pararía. En las viviendas, ¿cómo haríamos si nos empiezan a quitar la luz y el agua? Nos acabamos», señaló un preocupado comerciante.
Otros ciudadanos ven el racionamiento como una consecuencia inevitable de la falta de conciencia ambiental. «El país está asumiendo las consecuencias que ha provocado el mismo ser humano. Es una realidad racionar para que la gente tome conciencia», afirmó un habitante.
En medio de esta polémica, algunos sugieren que, de implementarse el racionamiento, se realice en horarios razonables, evitando el mediodía y priorizando las horas de la noche. La preocupación es latente, ya que se teme que, si no llueve en los próximos 15 días, la situación se agrave aún más, con consecuencias nefastas para el comercio y los habitantes de Montería.