En Colombia, las elevadas temperaturas e imponentes rayos del sol, que producen incendios forestales y pérdidas de cultivos por las heladas en horas de la madrugada.
Este año, ya varios municipios y zonas del país se han visto afectadas por la época de sequía, y el inclemente calor, presentándose incendios forestales razón por las autoridades ambientales han recomendaron el ahorro de agua a nivel nacional por cuanto se han presentado más de 3.000 incendios forestales en el país y más de 68.000 hectáreas consumidas.
Esta fuerte “ola de calor” puede traer consecuencias drásticas para los suelos del país, razón por la cual el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, como autoridad nacional en el manejo de este recurso natural, hace algunas recomendaciones para disminuir los impactos negativos.
Según el IGAC, en Colombia se deben aplicar principalmente dos actividades para la conservación de los suelos: mantener a toda costa las coberturas vegetales y un elevado porcentaje de materia orgánica; factores de resiliencia frente a las condiciones de sequía.
Para mantener la cobertura vegetal, que protege al disminuir su exposición a los rayos ultra violeta (lo que evita la evaporación del agua y la degradación de la materia orgánica del suelo), el IGAC recomienda realizar tres técnicas: siembra directa, silvo-agricultura y mulching.
La silvo-agricultura consiste en mantener las especies arbóreas combinadas con pastos o cultivos como hortalizas. Por su parte, la siembra directa evita la destrucción de la capa vegetal por efecto del laboreo del suelo, aumentando así la cantidad de materia orgánica y manteniendo la cobertura vegetal; y el mulching es una cobertura del suelo por medio de material vegetal seco.
El director general del IGAC, Juan Antonio Nieto Escalante, recalcó que es importante aplicar este tipo de técnicas en los suelos, pero ante todo se debe evitar “la deforestación, las quemas, el uso de herbicidas y el laboreo excesivo. El 28 por ciento del país ya cuenta con suelos afectados por la agricultura y ganadería, o que están subutilizados, los cuales son los más vulnerables a padecer en la sequía. Estas áreas están ubicadas principalmente en la región Caribe y Andina, la Altillanura y el valle del río Cauca”.
Materia orgánica, otra arma de defensa
La otra manera para proteger el suelo en condiciones de sequía consiste en mantener un alto porcentaje de materia orgánica en el suelo, lo que permite aumentar la microporosidad y mantener la humedad.
Para el IGAC, esto se logra a través de la fertilización orgánica, los aportes de compost, gallinaza, porquinaza y cultivo de abonos verdes. Igualmente, se debe disminuir el aporte de abonos químicos, ya que generan gases de efecto invernadero, cuyo poder de calentamiento es 300 veces superior al del dióxido de carbono (CO2).
“Si se aumenta la cantidad de materia orgánica del suelo, incrementa la resiliencia (capacidad de resistencia del suelo a la sequía o a la escorrentía); la captura de carbono (que disminuye las emisiones de CO2); y la fertilidad del suelo”, apuntó Nieto Escalante.
El director del IGAC puntualizó que contar con suelos de buena calidad es un pro para evitar el calentamiento global, ya que si cuentan con una capacidad alta para secuestrar el carbono representan un gran potencial de mitigación del cambio climático. Sin embargo, en Colombia actualmente la cantidad de carbono en el suelo o materia orgánica está en constante disminución por efecto del uso de agroquímicos.