El responsable de la sección Homenaje al Porro, del programa Café con Óscar Sánchez Oviedo, es un clásico ejemplo del niño que nunca perdió el norte a la hora de luchar por sus sueños y ya de adulto entiende que su misión es defender lo nuestro.
Henry Raúl López Teherán nació y creció en la vereda El Escondido del corregimiento Patio Bonito, municipio de Montería, gran parte de sus días en el lugar los pasó con el sonido de un viejo radio sintonizado en la banda AM, ahí escuchaba porros, noticias y deportes mientras soñaba con hacer parte de ese mundo mágico que ya vivía en su cabeza, gracias a las voces del momento en la radio cordobesa: Orosmán Soto, José Higinio Rossi, Gustavo Negrete y Augusto Amador, entre otros.
Hoy Henry, a sus 43 años, es el responsable de la sección Homenaje al Porro del programa Café con Óscar Sánchez Oviedo, con eso no solo hace parte del mundo con el que soñó, a través de uno de los programas periodísticos más prestigiosos de la radio regional, sino que se convirtió en defensor de su amado porro y los músicos de las bandas de viento tradicionales.
“La idea era darle al público amante del porro su propio espacio de lunes a viernes, como complemento después de escuchar las entrevistas y reportajes centrales, por eso invité a Henry, pero a los pocos meses supimos que la sección Homenaje al Porro era una de las más queridas y hasta recibimos reclamos de oyentes cuando le recortábamos un poco el tiempo”, confesó Sánchez Oviedo.
Pero todo comenzó mucho antes, Henry recibió su grado de bachiller y de inmediato comenzó a buscar su ingreso a la radio, hizo un curso de locución y producción radial, logró los contactos para ir a conocer la emisora La Voz del Sinú y meses después inició su vida como radio operador, era el año de 1996; en el 2005, cuando ya la Voz del Sinú se había transformado primero en Meridiano Radio y luego en Frecuencia Bolivariana, el ya experimentado radio operador creó el programa Sendero Cultural que se emite cada sábado desde las 10:00 A.M. hasta las 11:00 A.M. Sus estudios de locución, su amor por el porro y su preocupación por que cada día escuchaba menos porro en las emisoras, fueron las causas.
Henry también estudió algunos semestres de comunicación, lo que le dio más fuerza y contenido a su programa, hasta el punto en que sus oyentes comenzaron a apadrinar a los niños de El Escondido, con útiles escolares y otros elementos, al convertirse él mismo en el ejemplo claro de lo que puede significar para alguien humilde recibir una oportunidad.