“Para pedirle a la madre naturaleza que no interrumpa el abasto de agua, cientos de habitantes de los barrios tradicionales y de los diversos grupos de danza que en cada uno de ellos existe salieron a las calles en medio del colorido de su vestimenta, el sonido de la música de banda, el olor a barro mojado y el orgullo de su cultura”.
Así, referencia la historia el origen del tradicional desfile de Las Aguadoras. Este es un ritual precolombino que cayó en el olvido, pero que desde hace unos años reviven varios festivales, entre esos el Festival Nacional del Porro de San Pelayo.
En la cuna del porro el desfile se incorporó al festival en su cuarta versión, “para rendir un homenaje a las mujeres que llevaban el agua en múcuras de barro o naturales a su casa”, según lo expresó Josefa Mendoza, quien le dio nombre a la parada folclórica.
Este año, la marcha de color y belleza en el Festival Nacional del Porro inició en La Encañada y finalizó en la antigua tarima de María Varilla.
40 grupos de danza y seis carrozas, presididas por la alcaldesa de San Pelayo, María Alejandra Forero Pareja, inundaron el municipio de música, color y alegría. Desde el parque principal de San Pelayo, parecía verse una serpiente multicolor zigzagueando lentamente de una acera a la otra.
Cientos de participantes lucían antes que el vestuario, una sonrisa orgullosa y esplendida, fiel al sentirse orgullosos de estar disfrutando del Festival Nacional del Porro.
Los tocados en la cabeza de las mujeres, las hacían ver más bellas y, la vela en su manos, más seguras. Los hombres, por su parte fulguraban con sus camisas bordadas y abarca tres puntá. Todos, con orgullo y porte, se sintieron seguros con la vestimenta tradicional.
Los cántaros y múcuras decoradas, también fueron parte esencial del vestuario de las damas.
Vea las mejores imágenes del desfile de Las Aguadoras del Festival Nacional del Porro – versión numero 40 “Porro: tradición viva”