Por: Eduardo García. El Heraldo.com
Montería. Gustavo Díaz Naar, el popular personaje, poeta, ‘recochero’, quien todo lo hablaba al revés estimulado por la ‘locura’ innata de disfrutar la vida a su manera y quien inspiró la obra ‘El Flecha’ (1981) del fallecido escritor David Sánchez Juliao, murió ayer a las 9:00 a. m., en el Camu Santa Teresita, de Lorica.
Al parecer sufrió una afección respiratoria que no le pudieron controlar. Contaba con un poco más de 70 años y era padre de cinco hijos, una de ellas fallecida (Marlin Patricia), quien fue asesinada en Venezuela en 1984 cuando tenía 18 años.
‘El Flecha’ residía en el barrio Puerto Rico, de Lorica, al que él llamaba ‘Puertorro’. Sus otros hijos: Gustavo, Cristian, Catalina, y Karen, al parecer permanecen en Lorica.
Gustavo Díaz Naar estudió en Cartagena y a su regreso fortaleció su amistad con Sánchez Juliao, de quien dijo en varias entrevistas que fue su ‘llave sagrado’.
No pudo seguir en la universidad porque para esos tiempos falleció su padre. Llegó de la ‘Heroica’ ilustrado en poesías y versos que recitaba en sus alegres noches cordobesas, a un costado del río Sinú, otro de sus grandes orgullos. Bailaba salsa, chachachá y todo lo que le inspirara moverse al ritmo de la brisa del Sinú.
En sus bares ‘El Tuqui Tuqui’ y ‘el mismo Tigre Mono’, los que tuvo en Lorica, se reunió con personajes a los que Sánchez Juliao escuchaba historias que después narró a su arribo de un viaje a México. Él era uno de los grandes protagonistas de noches de bohemia, relatos, anécdotas y locuras.
‘El Flecha’ es velado en su casa de ‘Puertorro’ y será sepultado hoy en horas de la tarde.
Seguramente, este hombre cuyo modo de vida ‘bacana’ le aportó a la literatura, se reencontrará con su ‘napa’ o ‘pana’ David Sánchez Juliao, quien falleció en Bogotá el 9 de febrero de 2011, a sus 65 años, producto de una afección cardiaca.
Fragmento del ‘flecha’, de Sánchez
“El Flecha, boxeador de profesión y ‘bacán’ de fracaso. Es la noche del sábado, vengo del campo, conduzco mi Jeep Willy, de repente recuerdo que tengo que escribir hasta tarde y que se me han acabado los cigarrillos, ¿dónde conseguirlos?, tal vez en las chazas del mercado, pero no, ya los chaceros deben haberse marchado.
¿Frente al teatro Colombia?, es muy tarde, la clientela de Malboro debe haber entrado ya a ver la película mexicana… el bar ‘Tuqui Tuqui’, ese es el lugar…entro y cuando me acerco al mostrador a decir despácheme un paquete de Malboro pero americano, oigo su voz que me llama desde una mesa “erdaaa, mira quien entró ahí, el viejo Deibi, mi amigo.
Viejo Deibi, choque esos cinco gusanos del extremo de la extremidad superior derecha, en español: deme la mano. ¿Aja Flecha que ha habido?, bueno bien viejo Deibi, siéntese aquí, vea, con este man que no lo ‘desfraudará’, ‘El Flecha, este man que vive en el mundo de Malboro”.
Tomado del Diario Al día Montería
