HOLA.COM | Con la noticia del embarazo se plantea una larga lista de cambios en los hábitos de vida, que conciernen desde la cantidad de ejercicio físico, a la alimentación, horas de sueño o incluso la forma de sentarse o tumbarse en la cama.
En concreto, la lista de alimentos ‘prohibidos’ o de los que se debe reducir su consumo, es una de las que más afectan a muchas mujeres, que ven reducidas sus opciones a la hora de sentarse a la mesa; no se trata, sin embargo, de un capricho médico o una recomendación que deba caer en saco roto: en concreto, del consumo de alimentos con acrilamida, recientemente relacionada con el peso y el tamaño de la cabeza del recién nacido.
Así lo revela un estudio sobre la dieta de las mujeres embarazadas llevado a cabo entre Dinamarca, Inglaterra, Grecia, Noruega y España, y cuyos resultados demuestran que los bebés expuestos a altos niveles de esta sustancia presentan hasta 132 gramos menos de peso al nacer, y menos centímetros en el tamaño de su cabeza.
La acrilamida es la sustancia química que se forma al freír, asar, tostar u hornear alimentos ricos en carbohidratos y almidón, como las patatas fritas, la bollería o los cereales del desayuno. De hecho, y según el estudio, el efecto de la acrilamida sobre el peso del bebé sería comparable al que tiene el tabaco en las mamás que fuman durante el embarazo, ya que atraviesa la placenta, existiendo un particular riesgo para la salud del feto.
El peso de los recién nacidos está relacionado con el desarrollo de una estatura reducida, el aumento de enfermedades cardio-vasculares, la diabetes o la osteoporosis. Además, la circunferencia de la cabeza es un indicador importante del crecimiento del cerebro, así como del desarrollo neurológico del niño.