Clarisa Figueroa, de 51 años, enfrentará cincuenta años en prisión después de ser condenada por su participación en el asesinato de Marlen Ochoa López, una joven embarazada de 19 años, ocurrido hace casi cinco años en Chicago, EE.UU.
Figueroa admitió su culpabilidad en el crimen, donde estranguló a Ochoa López con un cable y le abrió el abdomen para extraer a su bebé del útero.
El crimen tuvo lugar el 23 de abril de 2019, cuando Figueroa, con la ayuda de su hija Desiree, de 24 años en ese momento, atrajo a la joven a su casa con la promesa de donarle ropa de bebé y un cochecito.
Una vez dentro, la atacaron, causándole la muerte para luego extraer a su hijo no nacido.
Tras cometer el crimen, Figueroa llamó a emergencias para reportar que había dado a luz, aunque el bebé no respiraba. Más tarde, el bebé, Yovanny Jadiel López, falleció debido a los graves daños cerebrales sufridos durante el ataque.
La jueza Peggy Chiampas, al dictar la sentencia, expresó su esperanza de que Figueroa reflexione diariamente sobre el dolor causado a la familia de las víctimas.
La hija de Figueroa ya se había declarado culpable en enero pasado y recibió una sentencia de 30 años a cambio de testificar contra su madre. Por su parte, el novio de Figueroa, Piotr Bobak, fue sentenciado a cuatro años de prisión por su participación en el encubrimiento del crimen.
