Montería. Desde hace tres años, los residentes de varios sectores de los barrios Casita Nueva y El Dorado, en la margen izquierda de Montería, soportan el ruido ensordecedor que producen los llamados picós o batanes que funcionan como negocios en esos sectores, pese a ser zonas residenciales.
Los vecinos denunciantes que por motivos de seguridad pidieron omitir sus nombres, manifestaron a este medio, que han acudido a instancias administrativas e incluso legales para tratar de sacar a los picós de su barrio, pero estas han sido infructuosas.
Incluso hay un fallo de tutela a favor de los residentes, que ordenó desde el año 2008 reubicar los batanes, pero este no se ha cumplido.
En total son más de 20 familias de aproximadamente tres manzanas entre las calles 28, 29 y 30 de los barrio Casita Nueva y El Dorado, de la margen izquierda, las que les ha tocado aprender a convivir con los potentes decibeles de los aparatos sonoros.
Primero fue el famoso ‘Boliche’, ahora el incómodo vecino es el ‘El Junior’ que según los residentes es encendido de miércoles a domingos y días feriados.
“Hemos sido testigos de cómo personas que asisten a esos batanes, invaden nuestras zonas verdes y en ellas hacen sus necesidades fisiológicas e incluso consumen estupefacientes”, indicó uno de los denunciantes.
Agregan que se sienten intimidados, pues los dueños de estos negocios reaccionan violentamente, cuando se les piden que modulen el volumen de los altoparlantes.
Ante las incomodidades, algunos de los propietarios de viviendas han optado por venderlas y mudarse a otros barrios.
Los vecinos han organizado una reunión para este viernes en la cual tratarán esta problemática, y esperan que asistan funcionarios de la Secretaría de Salud de la Alcaldía, miembros de Policía comunitaria y los dueños de los polémicos picós.
“Agradecemos a la Policía que no ha negado la colaboración, pero sentimos que el vació y el abandono viene de las autoridades administrativas, como la Alcaldía y la CVS, pedimos que nos escuchen”, precisaron.