“Desde hace cuatro meses no nos mandan un carrotanque”: Habitantes de Santa Paula

Montería. Las represas se están secando y los cultivos están marchitos. Honorio Vega, campesino, asegura que la yuca que sembró se murió toda por la sequía. “Ya no tenemos agua para tomar, nos toca cogerla de la represa donde se bañan las vacas”, dice. “Yo no soy capaz de tomar esa agua, la vecina se bebió un vaso y se la llevaron para Montería, grave con vómito y diarrea”, exclama Ana Ayazo, esposa de Honorio, mientras sacude una ponchera llena de maíz, para darle de comer a las gallinas. Viven en la parcela ‘Dios te dé’, un predio restituido de
9 años atrás

Montería. Las represas se están secando y los cultivos están marchitos. Honorio Vega, campesino, asegura que la yuca que sembró se murió toda por la sequía. “Ya no tenemos agua para tomar, nos toca cogerla de la represa donde se bañan las vacas”, dice.

“Yo no soy capaz de tomar esa agua, la vecina se bebió un vaso y se la llevaron para Montería, grave con vómito y diarrea”, exclama Ana Ayazo, esposa de Honorio, mientras sacude una ponchera llena de maíz, para darle de comer a las gallinas.

Viven en la parcela ‘Dios te dé’, un predio restituido de la Hacienda Santa Paula, en el corregimiento Leticia, zona rural de Montería, donde el sol inclemente amenaza con devorar los pastos que de forma milagrosa, todavía conservan algo de color verde.

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En su predio tienen un Jagüey, una cría de marranos, dos docenas de gallinas criollas, la mayoría  están flacas y ya no ponen huevos.

La poca agua que queda en los abrevaderos del ganado o jagüeyes no la pueden consumir.
La poca agua que queda en los abrevaderos del ganado o jagüeyes no la pueden consumir.

Dicen que la última vez que llegó un carrotanque con agua potable, fue para finales del mes de abril, desde esa época tienen que ir a Leticia y pagar mil pesos por cada galón, que traen a lomo de burro.

Esta pareja de esposos, son  de las contadas familias que decidieron retornar a sus tierras, pero que están pensando en devolverse a la ciudad, porque según ellos, pasan muchas necesidades.

Unos cuantos metros más adelante vive doña Pabla Pérez Suarez, ella se queja de lo mismo. Dice que por falta de agua potable ha dejado de hacer el café.

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Ella también tiene una represa en su casa, cuya agua turbia solo sirve para lavar los trastes, darle a los animales y regar las matas. Manifiesta que diariamente se está gastando casi cuatro mil pesos, comprando el agua.

Hasta los animales sienten la necesidad de apaciguar el fuerte calor.
Hasta los animales sienten la necesidad de apaciguar el fuerte calor.

Nerón el pequeño perrito de la casa, es quien más disfruta del estanque, y como si de un pez se tratara, se mete al agua y nada con destreza.

[su_quote]“Al mediodía no sabemos dónde meternos, si no fuera por este rancho no sé dónde estaríamos”, dice mientras se recuesta en una silla remedada.[/su_quote]

Lo peor es que esta situación que padecen la mayoría de los habitantes de la zona rural de Montería, se puede extender por tres meses más, aunque la Corporación CVS advierte que serían seis.

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Los cuatro carrotanques que tiene la Unidad de Gestión del Riesgo no dan abasto para satisfacer la demanda del líquido. Las comunidades desesperadas, están anunciado bloqueo de vías.

La administración municipal, ha dicho que un daño en uno de los carros cisterna, había impedido que se siguiera llevando agua a las zonas afectadas por el fuerte verano, y prometen que desde este sábado, se reanudará el envío de carrotanques a las poblaciones que literalmente, claman por agua.