Sahagunense adoptado por extranjeros se reencuentra con su madre biólogica, 34 años después

       Por: Julio Flórez Pacheco Sahagún.– La angustia y el dolor de una madre que por más de treinta años, buscó a sus hijos por el mundo entero, tiene un final feliz y se ve compensada al poder reencontrarse con el mayor de ellos luego de ingentes esfuerzos , ruegos y trámites ante las leyes colombianas. Después de cuatro años de haber dado con el mayor de ellos en New York, pudo de nuevo abrazarlo y mimarlo y decirle de frente,...


Por: Julio Flórez Pacheco

Sahagún.– La angustia y el dolor de una madre que por más de treinta años, buscó a sus hijos por el mundo entero, tiene un final feliz y se ve compensada al poder reencontrarse con el mayor de ellos luego de ingentes esfuerzos , ruegos y trámites ante las leyes colombianas.

Después de cuatro años de haber dado con el mayor de ellos en New York, pudo de nuevo abrazarlo y mimarlo y decirle de frente, cuanto lo había extrañado, en esa larga espera sin límites, pero que culminó en la sala de espera del aeropuerto Los Garzones de Montería en medio de una celebración que se prolonga en la Ciudad de Sahagún, al lado de su otro hermano Jorge William y el resto de la familia.

La Historia

Edith Salas Monterrosa, nunca se imaginó que ese 30 de octubre del año de 1.980 marcaría en su vida 34 años de sufrimiento y espera.

Todavía en su mente está fresca la imagen de sus dos hijos, Elkin Darío y Luis Fernando, el primero de 7 años y el segundo de 5, cuando su padre bilógico, quien por esa época residía en Medellín, llegó a visitarla y con engaño aprovechando de que estaba embarazada de sus tercer hijo Jorge William, y que la situación económica no era la mejor, se llevó a los dos menores a la capital Antioqueña, de donde natural.

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Fotografías de la infancia, antes de ser separado de su madre.
Fotografías de la infancia, antes de ser separado de su madre.

Tuvieron que pasar dos años aproximadamente y luego de una serie de evasivas del padre a la angustiada madre cuando le preguntaba por los niños, cuando se vino a saber a verdad, verdad que marcaría el resto de sus días.

El padre biológico, los había entregado en custodia sin el consentimiento de la madre al ICBF, y este los había entregado en adopción a parejas norteamericanas e italianas.

Cuenta doña Edith que desde ese día su vida fue un calvario, tocó puertas en embajadas, en juzgados donde cuenta que un juez le manifestó olímpicamente que dejara eso así. Pero su corazón de madre la llevó hasta el mismo ICBF donde no le quisieron dar detalles de la entrega, en su búsqueda llegó tiempo después al palacio presidencial, donde el presidente de la época Belisario Betancourt, tampoco le brindo la colaboración necesaria.

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Fue el programa séptimo día de Caracol Tv, el que primero se interesó en el caso e hizo la denuncia, luego le siguieron el heraldo de barranquilla y amigos a través de blogs y redes sociales, quienes iniciaron una intensa búsqueda que culmina felizmente, con el reencuentro de mi hijo mayor, porque el segundo el que adoptaron los Italianos, la noticia que se tuvo es que murió a los 23 años en un accidente de tránsito.

El hijo mayor de Doña Edith, quien ahora se llama Elkin Van Oooijen, y tiene nacionalidad norte americana, se mostró complacido con el reencuentro con los suyos, y con la ayuda de un traductor por que no habla español, nos contó que todavía en su mente conservaba vagos recuerdos de su niñez en su natal Sahagún, antes de ser arrebatado por su padre bilógico del lado de su progenitora.

Manifestó que estará en Colombia por diez días, y que regresará a norte américa con la que ahora es su familia, pero que se lleva lo más lindo que le ha dado la vida la oportunidad de reencontrarse con su madre bilógica, con la familia que nunca lo olvidó y su hermano, al que no conocía.

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Al preguntarle por la acción de su padre bilógico prefirió guardar silencio, y dejó en manos de Dios el castigo, pero manifestó que en Colombia hay que revisar la reglamentación de las adopciones, para evitar que madres como la suya sufran por la indolencia de padres irresponsables, sin alma y sin corazón.

El reencuentro de Elkin Van Oooijen con su madre bilógica, hermano y familiares, se convirtió en todo un acontecimiento que paralizó las actividades en el populoso sector del portal de Jesús, en Sahagún, lugar donde Doña Edith, está alojada por estos días, porque ella al igual que su hijo, tiene que regresar al sitio de residencia actual, el barrio Cabañas en Arauca, donde vive desde hace más de veinte años y desde donde lideró la búsqueda de su hijo.