Necoclí (Antioquia) se ha convertido en el punto de partida para miles de migrantes que buscan alcanzar el sueño americano.
Este municipio, otrora tranquilo y de vocación turística, alberga hoy a personas de diversas nacionalidades que aguardan el momento de embarcarse en una travesía incierta por el océano, con destino a Acandí, en el Chocó, para luego internarse en la temida selva del Darién, el último obstáculo antes de llegar a Panamá.
Venezolanos, la mayoría de los migrantes
Según cifras de la Defensoría del Pueblo, entre el 1 de enero y el 15 de mayo de 2024, un total de 175.851 personas cruzaron esta peligrosa selva entre Colombia y Panamá. Del total de migrantes, 118.397 eran de nacionalidad venezolana, lo que representa el 67% del flujo migratorio.
Los ciudadanos haitianos ocupan el segundo lugar, con 13.814 personas, seguidos por ecuatorianos, con 15.182, y chinos, con 9.404. El resto de la cifra la conforman personas provenientes de diversos países africanos.
Vicente Torrealba, un joven venezolano del estado Apure, llegó hasta Necoclí con su esposa y tres niños pequeños. Con pocos recursos, trabaja para reunir los 350 dólares que necesita para embarcarse y atravesar el Darién.
A pesar de conocer los peligros que le esperan, Vicente no contempla la opción de dejar a sus hijos al cuidado de terceros en Venezuela. “Es un futuro el que estamos buscando para nuestros hijos y no puedo abandonarlos porque sería una irresponsabilidad dejárselo a terceras personas”, afirma.
Jessie Morelos, otra migrante venezolana, lleva cinco días en las playas de Necoclí junto a su familia, a la espera de poder embarcarse.
Aunque desconoce cuánto tiempo le tomará la travesía por el Darién y cuántos países más tendrá que atravesar para llegar a México, tiene claro que su meta es llegar a Estados Unidos en busca de una mejor vida para sus hijos, algo que asegura no encontrará en Venezuela.
El costo de la travesía
Mientras que para los turistas el viaje en lancha desde Necoclí hasta Acandí puede costar alrededor de $160.000 ida y vuelta, a los migrantes les cobran hasta $50 solo por el transbordo de ida. Según las autoridades, a diario salen de este municipio aproximadamente 1.000 inmigrantes en embarcaciones.
Kelvin López, procedente de Caracas, capital de Venezuela, viaja con dos hijastros y un hijo, todos menores de edad. Al no ser el padre biológico, fue extorsionado en las alcabalas venezolanas. Necesita 3.500 dólares para atravesar la selva del Darién, junto a las ocho personas que lo acompañan.
“Aquí estamos viendo cómo luchamos para llegar. Nuestros familiares desde Venezuela nos están apoyando porque es muy difícil”, comenta.
Yurbelis Brito, originaria de Maracay, en el estado Aragua (Venezuela), lleva tres semanas en Necoclí junto a sus hijos pequeños y su esposo. Llegaron con 300 dólares, creyendo que sería suficiente para pagar el pasaje en lancha, pero la realidad fue otra. Estima que llegar hasta la puerta del Darién podría costarle unos 1.000 dólares, y al llegar a Panamá, quedarían nuevamente sin dinero.
A pesar de las adversidades, estos migrantes están dispuestos a enfrentar los peligros de la selva del Darién y los desafíos que les esperan en el camino hacia Estados Unidos, con la esperanza de encontrar un futuro mejor para ellos y sus familias.
Regresar a Venezuela ya no es una opción, debido a la cruda crisis política y económica que atraviesa ese país y que ha degenerado en el éxodo más grande de la historia moderna, con más de 8 millones de venezolanos en el exilio.