La región Caribe de Colombia enfrenta una preocupante situación de inseguridad alimentaria, con varios de sus departamentos presentando alarmantes cifras de hogares que luchan día a día por acceder a una alimentación adecuada. Según la reciente evaluación del Programa Mundial de Alimentos (WFP), La Guajira se ubica en la cima de esta cruda realidad, con un impactante 59% de sus hogares sumidos en la inseguridad alimentaria.
Pero La Guajira no está sola en esta batalla contra el hambre. Otros departamentos de la región también presentan cifras que encienden las alarmas: Sucre con un 49%, Bolívar con un 40%, Cesar con un 38%, Magdalena con un 33% y Atlántico con un 23% de hogares en inseguridad alimentaria. Estos números reflejan una realidad desgarradora que afecta a miles de familias caribeñas que enfrentan dificultades para acceder a alimentos suficientes y nutritivos.
Detrás de cada porcentaje se encuentran rostros de niños, mujeres y hombres que padecen las consecuencias de la falta de una alimentación adecuada. La desnutrición, el retraso en el crecimiento, la anemia y otras deficiencias nutricionales se convierten en compañeras silenciosas de aquellos que no tienen la certeza de contar con un plato de comida en sus mesas.
La inseguridad alimentaria en la región Caribe es un fenómeno multidimensional que tiene sus raíces en la pobreza, la falta de oportunidades económicas, la vulnerabilidad ante los eventos climáticos y la debilidad de los sistemas alimentarios.
Muchos hogares se ven obligados a recurrir a estrategias desesperadas, como reducir la cantidad y calidad de los alimentos consumidos, priorizando la alimentación de los niños a costa del hambre de los adultos.
