Montería. El senador David Barguil le puso picante a la contienda electoral al lanzar una frase en medio del acto público de entrega del aval Conservador al candidato a la Alcaldía de Montería, Carlos Ordosgoitia Sanín.
En la tarima y con micrófono en mano aseguró que: “Nosotros no le tenemos miedo a los poderosos, no le tenemos miedo a los gigantes”, en clara alusión a sus contradictores políticos y hecho que evidencia aún más el nivel de quiebre entre las dos vertientes conservadoras en Montería.
Barguil llegó al Senado de la República tras dar el salto desde la Cámara desprendiéndose de Nora García Burgos, de quien fue fórmula política, ese distanciamiento se hizo más notorio cuando decidió apoyar la candidatura de Ordosgoitia en vez de Salin Ghisays, quien recibió el respaldo de la casa García Burgos.
La decisión generó polémica por el pasado de militancia de Ordosgoitia en el Centro Democrático, sin embargo, Barguil insiste en que el aval fue una decisión del Partido de cual él es el senador más votado y también fue presidente.
Haciendo uso de su lema de campaña al senado reiteró su apoyo público al candidato que inició su campaña por firmas, pero finalmente fue avalado por el partido azul, con profundas discrepancias en su militancia.
Al ser preguntado sobre los cuestionamientos hacia su persona por deslealtad, Barguil se deslindó y sentenció que el aval lo otorgó el Partido Conservador al candidato y propuesta que consideró la mejor opción.
“A Ordosgoitia lo avala el mismo Partido que avaló hace cuatro y doce años a Marcos Pineda y hace 8 años a Carlos Eduardo Correa, se presentaron opciones y eligieron al que consideraron la mejor opción”, justificó.
En la entrega del aval también estuvo presente el ex alcalde Carlos Eduardo Correa, otro a quien en redes sociales catalogan como ‘Judas’ por el apoyo al empresario Ordosgoitia y no a Salin Ghisays, quien sería de la misma línea de la cual Correa hizo parte cuando gobernó la ciudad entre 2012-2015.
Gigantes por un lado y Judas por el otro, parece que la contienda va cayendo en un peligroso juego de adjetivos y calificativos.