¿Y ahora quien podrá defendernos?

Por: Miguel Abuchar Alemán


Opinión. Este fin de semana el tema regalías ha estado candente y se han visto diferentes posiciones respecto a la Ley que será aprobada en el Congreso y lo que sigue en cuanto al reparto de las mismas. La distribución de regalías es un tema álgido que se atiza aún más en la actual coyuntura económica que viven las regiones, en donde ya de por si se están observando enormes desafíos en temas de recaudo e ingresos para los entes territoriales y que impactarán los planes de desarrollo planteados por los mandatarios actuales.

Considero pertinente debatir y aflorar la inconformidad que algunos mandatarios de ciudades como Montería han expresado, al observar que los giros que llegarán se encontrarían disminuidos, lo cual hace reales las preocupaciones expuestas y las diferentes voces de protestas, sin embargo, considero que debemos hilar un poco más de fondo y entender, que las regalías no son eternas, no son infinitas, todo lo contrario, provienen de la explotación minero energética, la cual se encuentra inmersa en un proceso medio ambiental restrictivo y en un ámbito de conciencia ambiental muy fuerte, que hará que hayan modificaciones de uso y consumo de los recursos de origen minero. Esto hará que los proyectos de explotación día a día disminuyan en el país o se modifiquen y por ende los recursos que los mismos generan para ser repartidos a nivel país.

Dicho lo anterior, las regiones deben enfocarse en su sostenibilidad económica, máxime las ciudades capitales que ya han avanzado un buen trecho en sus necesidades básicas insatisfechas, que si bien no están cubiertas al 100%, sí han mejorado enormemente, y la tarea deberá continuar, pero la fuente de financiación no debería proyectarse basado gran parte en regalías, sino en un cúmulo de esfuerzos que permitan administrar los ingresos de cada ciudad capital y de ese modo poder continuar avanzando.

Podría entonces trabajarse en frentes como: disminuir la evasión, atracción de empresas e inversión, modernizar y tecnificar las secretarías de hacienda para mejorar el recaudo, revisar los instrumentos y el estatuto tributario construirlo en línea a nuevas fuentes de ingresos, crear una articulación permanente con IGAC, notarías, oficina de instrumentos públicos, etc. A lo mejor todo lo mencionado no se logre en un solo periodo de gobierno, pero se hace necesario dar continuidad a lo que ya haya arrancado e iniciar con lo que aun esté por hacerse.

El proyecto aún se debate, en una contra reloj que busca encontrar el mejor balance y disminuir los choques, a sabiendas de que se hace necesario tomar algunas determinaciones frente a una receta que puede ser desfavorable a algunas ciudades como la nuestra, pero que de un modo u otro se deben mediar para evitar desmejorar la calidad de vida de la población y como complemento, las capitales deberán apelar a encontrar un mayor respaldo, esfuerzo y un mayor aporte desde las gobernaciones por ser estas ciudades los polos de atracción y las puertas de entrada a los departamentos.