Revocada la venta de Cafesalud

Por: William Mercado E.


El pasado tres (3) de octubre, nos tomó por sorpresa el anuncio de que la venta de CAFESALUD EPS, había sido revocada.

Esta posibilidad ya venía siendo comentada en voz baja en diferentes escenarios que se relacionan con el sector, pero todos lo veían con escepticismo, al tratarse de una de las transacciones comerciales más grande que se dio en el marco de ajustes para la operación del modelo de atención en salud que viene siendo implementado desde el gobierno anterior.

Pero ¿qué fue lo que pasó? No en vano dicen que lo que mal comienza, mal termina. Para el caso particular aplica a la perfección. La venta de CAFESALUD EPS, al consorcio PRESTASALUD, solo fue la representación de la continuidad del perverso negocio que tiempo atrás se había hecho con SALUDCOOP, salvando el capital de unos pocos, llevando al punto máximo de tergiversación del sistema en el que se “posicionó” al afiliado como activo de la aseguradora.

Uno de los escenarios más macabros para quienes desde cerca conocemos la dinámica del sistema, a cuenta de que una vez se materializó la venta de CAFESALUD, los usuarios automáticamente pasaron a ser asumidos por MEDIMAS EPS, pero las deudas adquiridas por la ya vendida, siguieron a cargo de esta, con el agravante de que todo era manejado con absoluto hermetismo, sin que existiera la posibilidad de acudir a un representante con poder de decisión, u objeto de credibilidad con quien pudiera acordarse alguna solución.

MEDIMAS EPS, comenzó en cero. Sin deudas, con los afiliados garantizados y por lo tanto con la certeza de que recibiría desde el primer momento el valor de la UPC por cada uno de sus usuarios.

 

El inicio no pudo ser peor. Brilló por su improvisación y falta de procesos que garantizaran tanto la atención en cuanto a lo asistencial, como en lo relacionado con lo administrativo y gerencial. Así fueron de tropiezo en tropiezo, y pese a que hubo múltiples advertencias por parte de la Procuraduría General de la Nación y de la Superintendencia Nacional de Salud, nada fue suficiente para detener la bola de nieve que crecía día a día, hasta llegar a la insostenibilidad de la tan sonada operación comercial, que hoy conocemos.

Esto nos lleva a la situación actual de que, por los múltiples incumplimientos en la prestación de servicios de salud a sus usuarios, en los pagos acordados para la compra de acciones de CAFESALUD (que se encuentran en mora en más de noventa (90) días), que no se ha realizado un solo desembolso en lo que se refiere al contrato de compraventa de las acciones de ESIMED, y ante el panorama nada alentador por lo visto, para que en un futuro inmediato se subsanara lo identificado, se concluyó que se debía proceder con la revocatoria de la ya mencionada venta.

Al respecto señaló la PGN en su comunicado, que “Desde antes de la adjudicación de la venta, la Procuraduría alertó que los virtuales compradores no contaban con el músculo financiero, ni con la experiencia suficiente para asumir el aseguramiento de los afiliados que venían de Cafesalud. Hoy la Liquidadora le da la razón a la Procuraduría y adopta estas decisiones, dirigidas a hacer valor el orden jurídico, proteger los recursos del sistema y ante todo, garantizar el derecho a la salud como lo ordena la Constitución”.

No solo le dio la razón a la Procuraduría, nos la dio a todos los que desde un primer momento vimos como uno de los mayores despropósitos la forma en la que se acomodaron todas las piezas del rompecabezas para beneficiar a unos pocos, que al contar con el aval del gobierno de turno, se volvió incontrovertible e inamovible.

Al final todos hablan de que los más perjudicados son los usuarios, pero ellos de una u otra forma cuentan con la protección y deben ser atendidos; los trastornos se relacionan más con los cambios de EPS, de prestadores y el reinicio de procesos de atención que ya se encontraban en marcha.

Pero en la cadena, en el caso de los proveedores de servicios y prestadores de servicios de salud, son quienes pagan una de las peores partes, porque una vez ocurren situaciones como estas, nadie obliga a las accidentadas aseguradoras a que cumplan con el pago de sus deudas, dejando casi que, al libre albedrío, la decisión, siendo muy común que esto no llegue a feliz término. Una vez más queda demostrado que es la red prestadora de servicios de salud, quien soporta al sistema pese a sus debilidades e indignidades a las que es sometida de manera recurrente.