¡Reprochable, Censurable!

Opinión/ Por Martha Sáenz. El escándalo generado a raíz de las denuncias de la secretaria privada del Defensor del Pueblo, la doctora Astrid Cristancho, por presunto acoso laboral y sexual por parte del servidor público Jorge Armando Otálora Gomez, suena reprochable, censurable, repudiable, y vergonzoso. Cuando se leen apartes de la misiva remitida por la joven acosada, de verdad que hay que hacerle el reconocimiento por atreverse a denunciar. Como profesional del derecho quisiera darle el beneficio de la duda al Defensor y solicitar que se le den todas las garantías constitucionales: el derecho a la defensa, la presunción de
9 años atrás
Foto: Colprensa

Opinión/ Por Martha Sáenz. El escándalo generado a raíz de las denuncias de la secretaria privada del Defensor del Pueblo, la doctora Astrid Cristancho, por presunto acoso laboral y sexual por parte del servidor público Jorge Armando Otálora Gomez, suena reprochable, censurable, repudiable, y vergonzoso. Cuando se leen apartes de la misiva remitida por la joven acosada, de verdad que hay que hacerle el reconocimiento por atreverse a denunciar.

Como profesional del derecho quisiera darle el beneficio de la duda al Defensor y solicitar que se le den todas las garantías constitucionales: el derecho a la defensa, la presunción de Inocencia y el debido proceso. Sin embargo, da pena ajena y dolor que la persona que tiene la responsabilidad de garantizarnos el estricto cumplimiento de nuestros derechos fundamentales salga con el argumento que el corazón es el que elige de quien enamorarse.

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Lo doloroso de esta situación de acoso en el ámbito laboral es que es más usual y cotidiano que lo que uno cree. Lo grave es que al igual que los casos de violencia intrafamiliar, las mujeres somos temerosas al momento de tomar la decisión de denunciar y terminamos aguantando en silencio, por temor a perder la oportunidad de trabajar. Las modalidades de acoso más comunes son el maltrato, la violencia física o verbal, la persecución laboral, la discriminación laboral, la inequidad laboral en funciones o remuneración, el entorpecimiento laboral y los actos de irrespeto a la dignidad humana.

Ante estas situaciones, no podemos darnos el lujo de callar y abstenernos de denunciar; el ordenamiento jurídico nos protege. De acuerdo a lo establecido en la Ley 1010 de 2006 se entiende maltrato laboral como “Todo acto de violencia contra la integridad física o moral, la libertad física o sexual y los bienes de quien se desempeñe como empleado o trabajador; toda expresión verbal injuriosa o ultrajante que lesione la integridad moral o los derechos a la intimidad y al buen nombre de quienes participen en una relación de trabajo de tipo laboral o todo comportamiento tendiente a menoscabar la autoestima y la dignidad de quien participe en una relación de trabajo de tipo laboral”.

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De corazón expreso mi solidaridad a la doctora Cristancho, pues yo sé lo que se siente estar acosado laboralmente. En mi experiencia laboral fui víctima de ese fenómeno machista en varias ocasiones; que impotencia afrontar estas conductas con jefes machistas, agresivos, intolerantes que en muchas ocasiones no toleran su inseguridad y la disimulan con agresividad. Para finalizar, invito a todas las mujeres que hoy son víctimas de acoso laboral y sexual que no teman y se atrevan a denunciar.

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