¿Qué es lo que el hombre pelea?

Por Róbinson Nájera Galvis
12 meses atrás

Por Róbinson Nájera Galvis

Según datos oficiales, el promedio de vida del ser humano actualmente es de 70 a 73 años, pero con todas las situaciones adversas, comunes y corrientes que se presentan, la gracia es que cada quien pueda vivir en plena felicidad por lo menos 50 primaveras, pero el hombre desconociendo su inteligencia, cada vez más se empeña en desperdiciar este precioso tiempo en odios, guerras y peloteras.

Imagínense estimados amigos, que Belén, la ciudad donde nació Jesús, no ha podido festejar la Navidad por causas de la guerra, porque los peregrinos han desaparecido de la ciudad natal de Cristo desde el estallido entre Israel y Hamás, pues los bombardeos israelíes han dejado más de 18.800 muertos, que deberían estar disfrutando tranquilamente del estallido, pero de las luces y la alegría navideña.

En el Hospital Al-Shifa de Gaza, territorio palestino dominado por el Grupo Hamás, se ven cadáveres por todas partes, heridos pidiendo ayuda, desalmados, atacando ambulancias que transportan pacientes, personas muriendo de hambre. Entonces uno se pregunta ¿Qué es lo que pelean en una franja de terreno de 40 por 10 Km.? ¿Vino el hombre a la tierra a esto? A dar un espectáculo tan deprimente.

Digno resaltar el ejemplo de Costa Rica que desde 1948, el presidente Figueres decidió prescindir de las fuerzas armadas, destacándose en estos últimos 75 años como constructora de paz, teniendo altos niveles de desarrollo, el 90% de alfabetización, reducción drástica de la mortalidad infantil, educación para todos y un desarrollo cultural único en el istmo, mientras acá gritamos: “Plomo es lo que hay”

Encontrar la felicidad “echando plomo”, no creo que sea de humanos. Esa no fue la doctrina practicada por Jesús y, si en su propia cuna el hombre no ha sido capaz de captar su cultura de paz y amor, qué se deja para el fanatismo de estos pueblos, donde cualquiera se agarra con el otro, porque James es mejor que “El Pibe” o porque Junior le ganó a Medellín, como si eso nos hiciera mejores personas.

Amigo lector, al iniciar el nuevo año, lo invito a no formar peloteras por pendejadas. Utilice el diálogo cordial para resolver diferencias, si no logra convencer a nadie, por favor cállele la boca al otro con buenas acciones. Póngase la mano en el pecho y sienta que allí tiene un corazón palpitante, que espera que usted lo llene de amor hasta el fondo. Si lo consigue, con gran aprecio le deseo UN FELIZ AÑO NUEVO