En estos tiempos de ‘mareas bravas’, no es extraño que muchas personas busquen escape en los deportes, el arte y el entretenimiento, temas que se han convertido en los preferidos para el consumo mediático, como lo confirma un estudio de Content Insights citado por el Laboratorio de Periodismo. De hecho, son tres de los diez temas más seguidos a nivel global. ¿Pero por qué?
Poniéndome del lado de la audiencia, creo que la respuesta radica en el ambiente político que nos rodea. Vivimos en una constante batalla de opiniones, una guerra de trincheras que se libra tanto en los titulares como en las redes sociales. La polarización ha llegado a tal extremo que muchos han optado por desconectarse de las noticias generales. Y, claro, ¿quién no prefiere ver un partido de fútbol, los playoffs de la MLB o una buena serie en lugar de escuchar sobre el último escándalo político? Líos que, paradójicamente, podrían inspirar series o películas, ya que muchas veces nuestra realidad supera a la ficción.
Por otro lado, la situación económica no es alentadora. La gente está preocupada por encontrar trabajo, mantener su negocio o simplemente sobrevivir, y las noticias no ayudan. ¿Quién quiere escuchar sobre el PIB o las tasas de interés cuando lo que nos quita el sueño es llegar a fin de mes? En contraste, los deportes y el entretenimiento nos ofrecen un ‘oasis’ en medio del caos. Son como una cerveza fría después de un día largo, o ese vallenato que nos hace olvidar, por un rato, los problemas. Y lo mejor: no causan divisiones ni aumentan el estrés. Al contrario, un gol, un jonrón o una buena canción tienen el poder de unirnos en un abrazo.
Durante la pandemia, mientras el mundo tambaleaba, las plataformas de streaming crecieron. Nos aferramos a las series, las películas y los deportes para sobrellevar el encierro, el entretenimiento se convirtió en nuestro mejor amigo, y aún hoy organizamos nuestro tiempo libre en torno a eventos deportivos o al estreno de nuestra serie favorita.
En el Caribe colombiano, el arte y el deporte no son solo entretenimiento; son parte de nuestra esencia. El béisbol y el vallenato son mucho más que pasatiempos; son formas de vida. Nos conectan con nuestra gente, nos recuerdan nuestras raíces y nos permiten enfrentar las dificultades con una sonrisa, o al menos con algo más de ligereza.
Al final, el deporte y el entretenimiento no son simples distracciones; son una necesidad. En un mundo lleno de tensiones, son el respiro que nos permite seguir adelante, el espacio donde olvidamos, aunque sea por un momento, las divisiones y simplemente disfrutamos. Por eso: ¡más pasión y menos política!