Se lucieron las doctoras Jane Nelsen, Cheryl Erwin, y Anni de Acevedo, expertas en temas relacionados con la crianza y la familia, con su libro: “Padres que aman demasiado”. El tema de fondo, el amor excesivo que sentimos los padres hacia nuestros hijos, ¿acaso es posible amar demasiado a nuestros hijos? Lo es cuando el amor sobreprotege tanto que forma niños incapaces de hacer las cosas por sí mismos.
Ven ustedes a sus hijos creciendo bien, sanos y sobre todo como personas que van construyendo su propio futuro, o, por el contrario, están preocupados porque ven a sus hijos cómodos, perezosos, dependientes y a veces, hasta exigentes. Este es el objetivo que nos ocupa hoy, que los padres reflexionemos sobre el efecto del amor que sentimos por nuestros hijos. El amor, eje central, debe ser muy bien administrado porque puede convertirse en un exceso dañino.
Mientras usted no esté buscando la perfección, puede aprender a querer y a amar a sus hijos de manera que todos obtengan los mejores resultados. Los padres sobreprotectores cuidan demasiado a sus hijos y no los dejan tomar riesgos. La sobreprotección vuelve a los hijos tímidos, nerviosos, e inseguros, los hace dudar de sus capacidades y los vuelve muy temerosos. El mensaje que da es: “yo solo no voy a poder salir adelante en este mundo, siempre necesitare de mis padres”. El otro mensaje es que el mundo es hostil y peligroso, lo cual vuelve a los hijos cautelosos y prevenidos.
Muchos padres tomamos las decisiones por nuestros hijos, pensando que los estamos protegiendo de cometer errores. Sin embargo, es cuando los hijos cometen sus propios errores que tienen la oportunidad de aprender de ellos. Con esto no se quiere decir que debemos abandonar a los hijos a su suerte; los padres debemos estar siempre a su lado, dándoles aliento, ayudándolos a explorar las consecuencias de sus escogencias y haciéndoles ver que han aprendido de sus errores, siempre en una atmósfera de apoyo y cariño.
Todos sabemos que la permisividad es mala consejera a la hora de criar. Sin embargo, con frecuencia es mucho más fácil decir que sí a algún capricho que tener que poner en práctica las reglas. Hay padres que piensan que ser permisivos es bueno, porque les da la oportunidad de ser libres para explotar su creatividad y fortalecer su autoestima. Pero posteriormente se aterran cuando ven que sus hijos tienen poca disciplina, poco control o empatía por otros y con frecuencia se sienten ofendidos cuando otras personas perciben a sus hijos como malcriados. Allí es adonde lleva la permisividad; al camino del consentimiento excesivo que tiene como resultado niños egoístas.
¿Cuales son nuestras tareas como padres? Aprender a escuchar a los hijos es muy importante, practicar la escucha reflexiva, evitar emitir juicios, más bien validar lo que el hijo está contando. Es muy importante que nos interesemos por las cosas que les interesan a nuestros hijos, la música, los deportes, esta es una mejor forma de conocerlos y de paso de desarrollarles sus talentos. También debemos darles espacio para que crezcan, pero sin que la familia entera gire en torno suyo. Examinar cómo estamos criando a nuestros hijos nos ayudara a encontrar la medida perfecta de amor, disciplina, y apoyo para ayudar los a ser independientes, capaces y, lo más importante de todo, felices!.