La paz, un reto de todos

Por Ricardo Madera Simanca.


Recientemente en Colombia celebramos la Semana por la Paz. Un periodo en el que muchas personas y entidades nos movilizamos entorno a actividades y retos que nos ayuden a reafirmar y consolidar iniciativas que dignifiquen la vida en cada uno de nuestros territorios.

Y es que visibilizar acciones y mensajes en medio de situaciones sociales, económicas y políticas tan difíciles que vive el país suena a que es un todo un RETO de proporciones mayores y escrito así… ¡en mayúsculas!

Es precisamente la trascendencia de esta palabra: RETO, la que quiero compartir con ustedes hoy: una palabra de cuatro letras, corta al escribirla, pero inmensa en su significado. Una palabra que me acompaña día a día y que hace unos años tuve el gusto de reaprenderla gracias a una estrategia del Ministerio del Deporte y que hace unos meses pude retransmitir a mi equipo de trabajo con la firme convicción de que nunca olviden el por qué y el para qué trabajamos a diario. Mi objetivo hoy es regalarla a todos ustedes.

Partamos de la idea de que la paz es un derecho fundamental y una tarea de todos y teniendo claro esto entonces me permito compartirles los componentes necesarios para lograr este RETO:

Resiliencia: es precisamente este primer componente el que nos da el poder para ser conscientes, no solo de nuestras dificultades sino también de la necesidad que tenemos de salir adelante y sanar. La resiliencia es entonces esa facultad que nos permitirá volver a empezar y desaprender para volver a creer siendo más fuertes.

Empatía: ponernos, como decimos coloquialmente, en los zapatos del otro sin tener en cuenta su pasado o condición es un gran desafío. Sin embargo, al lograrlo es el inicio de esos pequeños, pero tan significativos procesos de paz que tenemos la posibilidad de desarrollar cada día. Ser empáticos debe ser una acción constante y consciente en cada una de las acciones que hagamos durante nuestro día a día y no porque alguien nos esté viendo, sino con la firme intención de generar, desde nuestra paz interior, un reflejo de paz hacia quienes nos rodean.

Trabajo en equipo: quizá, muchos de nosotros, hemos leído que la paz es una tarea de todos y es que nunca será posible lograrla sin que todos avancemos hacia la misma meta. Entiendo que desde las entidades y asociaciones se cuenten con algunos mecanismos que con esfuerzo nos ayuden a impulsar estrategias que impulsen la paz en los territorios, sin embargo, es tarea de todos acercarnos, hacer parte, proponer y creer que juntos desde el diálogo y las propuestas hacemos el cambio contribuyendo a la paz.

Optimismo: es inevitable que los sentimientos que genera una crisis afloren, sobretodo al verla desde cerca en tantas familias cordobesas. Sin embargo y casi que, sin entenderlo, siempre son esas personas las que dan valor para seguir luchando. Es precisamente esta la tarea a la que conlleva este último componente: a escuchar para actuar por el bienestar de las comunidades.

Siempre he afirmado que cuando cualquier persona o funcionario público pierde el sentido de la humanidad y deja de actuar pensando en el bienestar de los demás, su actuar pierde el norte y por ende el efecto.

El diálogo asertivo y cercano con las comunidades nos permitirá, sin duda, evitar que sientan la necesidad de volcarse a las calles para reclamar sus derechos. Si bien, como ciudadanos, somos conscientes que desde las administraciones no se pueden solucionar todos los problemas, es tarea de estas últimas procurar por mantener activos y accesibles canales que promuevan la cercanía con quienes los eligieron sin olvidar que son ellos la razón de su quehacer.

Vivir en paz no es una tarea fácil, sin embargo, con cada día que podemos abrir nuestros ojos y relacionarnos con los demás tenemos también una nueva oportunidad de construirla desde nuestro entorno, y empezar, es el reto que tenemos cada uno todos los días.