La forja de empresas que demanda la sociedad de consumo globalizada

Por Marcos Velásquez FOCUS En un ejercicio con los asistentes y participantes del Seminario: Forja Tu Marca Personal, llegamos a una conclusión.  En promedio, la inversión para que un estudiante universitario obtenga su título profesional implica, en nuestro contexto, una inversión de $55´000.000 millones de pesos colombianos. Lo paradójico de dicha inversión es, que a pesar del gran esfuerzo humano y económico que se hace para llegar a tal objetivo, la formación que recibe el estudiante por parte de la universidad, a hombros de sus profesores o tutores, todavía lo hacen pensar en que dicho título está planteado como primera
9 años atrás

marcos velasquezPor Marcos Velásquez

FOCUS

En un ejercicio con los asistentes y participantes del Seminario: Forja Tu Marca Personal, llegamos a una conclusión.  En promedio, la inversión para que un estudiante universitario obtenga su título profesional implica, en nuestro contexto, una inversión de $55´000.000 millones de pesos colombianos.

Lo paradójico de dicha inversión es, que a pesar del gran esfuerzo humano y económico que se hace para llegar a tal objetivo, la formación que recibe el estudiante por parte de la universidad, a hombros de sus profesores o tutores, todavía lo hacen pensar en que dicho título está planteado como primera medida para salir a buscar empleo.

Al parecer, se enseña mirando la realidad académica por el espejo retrovisor, desconociendo el panorámico del mundo online, la conectividad y las nuevas formas de negocio y la forja de empresas que demanda la sociedad de consumo globalizada.

¡Sí, está bien!  Hubo un tiempo en que quien se formó y ahora es formador, podía pensar de modo local y con un estilo de pensar de empleado.  Sin embargo, la realidad de hoy implica cuestionar ese estilo de pensamiento para criticarlo, aprender de él y posicionarlo en la realidad y las oportunidades que brinda y exige el Siglo 21.

Por ello, antes de hablar sobre el estilo de pensar -en relación a la producción- de cada sujeto, estimo oportuno revisar dos significantes: los conceptos de negocio y empresa, los cuales, una vez se haya aclarado cuál es el talento (lo que asumo hacer porque me produce un placer inédito y lo disfruto sin sentimiento de culpa, perseverando en el intento) de un sujeto, serán el cauce por el cual su rio creativo irrigará a la sociedad compartiendo su valor.

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Negocio.

De modo práctico se ha de tener presente que, un negocio está enfocado en la ganancia.  Busca ser sostenible en el tiempo, y a lo sumo, llega a contar con unos clientes: personas que se habitúan a encontrar en él lo que buscan.

 En éste orden de ideas, un negocio conocido por todos es el de la venta de empanadas.  Cuenta con un producto, el cual dará una ganancia y adquirirá unos clientes que se habitúan a comer lo que les ofrecen.

Éste negocio es sostenible en el tiempo mientras quien lo atiende –que suele ser el propietario- esté dispuesto a conservarlo.

Por tal razón, se plantea que un negocio está centrado en la ganancia.  Ello no está ni bien ni mal, sin embargo, para los fines de la construcción de una marca personal, la visión de éste es reducida en relación a la responsabilidad social y el valor agregado que implica la forja de una marca.

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Empresa.

Una empresa ha de contar antes que nada con dos elementos: por una parte, una idea que le permita a quien la emprende, saber de qué habla, al igual que estar dispuesto a desarrollarla en el tiempo.  Por otra, una visión que permita tener en su foco al cliente como objeto de su generación de valor, de valor agregado incluido.

Una empresa es entonces la responsabilidad que asume su fundador(es) con la sociedad para, a través de la provisión de bienes o servicios, resolverles a sus clientes, por medio de una experiencia de intercambio humano -en el que está en juego la producción de valor, su ganancia y su recompensa-, sus necesidades.

Una empresa exige estar centrado en el cliente, en la necesidad de éste y en cómo construirle a través de esa experiencia comercial, sensaciones de gratificación que repercutan en el uso del producto o servicio, y en la responsabilidad con el medio.

En otras palabras, la empresa ha de educar a su consumidor y le ha de permitir transformar, a partir de la filosofía que profesa, su cosmovisión.

La realidad del mundo hoy (ecológica, social y humana) nos implica pensar más allá de la ganancia neta, por ello, cuando se habla de marca personal se nos exige pensar en empresa y no en negocio.

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Así las cosas, desde la discusión sostenida en la sesión del seminario en mención, correspondiente a éste tema, las empresas de la educación, ya sean técnicas o profesionales, se quedan cortas, la más de las veces, en su visión de emprendimiento y generación de valor agregado que se ha de legar a los estudiantes del Siglo 21.

Parece que la visión del docente aún sigue inscrita en una educación donde lo importante es sacar buena nota y ganar el curso, y no en las herramientas que se le brindan al estudiante, para que éste ponga a producir el conocimiento adquirido.

Reitero, es una inversión considerable la que se hace al estudiar, para adquirir una profesión y dejarla sólo al servicio de la empleabilidad.

Por ello, quien tiene un talento lo ha de multiplicar, porque sabe de qué está hablando y es capaz de dar más de lo que recibe.

Una sociedad que adquiera un estilo de pensar basado en la libertad, el valor agregado y no en la pérdida o la ganancia, tendrá empresas que dinamizarán su economía, y no negocios que responden al día a día.

marcosvelasquezoficial@gmail.com | @MARCOS_V_M

 

 

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