—Pero ese man no es de por aquí— me dijo Elmer, un compañero de la orquesta del colegio en un festival de música en el municipio de Cereté.
Sí, es de Montería – Contestó nuestro director Álvaro Ramírez – acaba de venir recién graduado de Bogotá, es un teso. Su especialidad es el saxofón.
¿Pero está tocando el piano? Parece que fuera Richy Ray – preguntó y enfatizó nuevamente Elmer, sorprendido de la calidad musical de la agrupación que estaba en tarima, sonando con una precisión la canción salsera Jala Jala.
Podían ser las 5:00 de la tarde, el sol canicular se negaba a marcharse, mientras la prudente luna daba señas de querer asomarse. Habíamos llegado desde las 9.00 de la mañana a la tierra de Noel Petro para participar en un festival de orquestas en el colegio Diocesano Pablo VI.
Decenas de agrupaciones de varias poblaciones llegaron a concursar, mostrando todo su derroche de talento. Las favoritas eran la Orquesta del colegio INEM de Montería, que era un laboratorio de músicos, y el grupo Hidrocarburos Saturados de la Institución León de Greiff que actuaba de local. Los Hidrocarburos hicieron una puesta en escena desorbitante, fusionando ritmos contemporáneos con la vernácula cumbia. Lograron que la juventud que se aglomeraba en el lugar estallara de adrenalina.
Los últimos llamados en subir a la tarima fueron la orquesta de la Universidad de Córdoba, tocando un merengue de Bananas y una Salsa al mejor estilo de Richy Ray y Bobby Cruz. Desde el primer acorde y trompetazo marcaron superioridad ante las otras congregaciones musicales. Su director era un hombre de téz blanca, mediana estatura y dominio del escenario. Sus movimientos agigantados y suprema seguridad para orientar a los pupilos se robaron todas las miradas. Era Julio Castillo Gómez, músico profesional de la Universidad Pedagógica de la capital del país.
Julio llegó del frío altiplano como soldado recién jurando bandera, listo para la guerra. Su arma era el saxofón, venía adoctrinado con gran disciplina y sediento de enseñar. Fundó la Orquesta del Claustro Universitario más importante del departamento de Córdoba. Su fama y talento lo llevaron a crear y dirigir varias agrupaciones musicales, entre ellas Franja Orquesta, con la cual ganaron varios Congos de Oro en el Carnaval de Barranquilla.
La mayoría de las veces, los seres humanos somos producto del contexto en el que nos formamos, para bien o para mal. Para fortuna de Julio, su abuelo paterno y padre lo llevaron a caminar entre acordes y melodías desde pequeño. Creció en medio de parientes músicos y artesanos, pero es en el colegio público Lorenzo María Lleras INEM, donde descubre la pasión y verdadera vocación. En ese claustro educativo se colgó en el pecho un saxofón y desde ese día ha sido como una camándula de la que no se ha podido separar. Los profesores Francisco Giraldo y Tiburcio Romero, vieron ese potencial en el joven procedente de las sabanas cordobesas, lo acogieron y desde los 14 años Julio ha sabido tener plata en el bolsillo haciendo lo que más le gusta.
En medio de las críticas y desprestigio en la sociedad de la época (años 80) por el oficio del músico, decide profesionalizarse en esta área, tomando como referentes a Pacho Galán y Lucho Bermúdez. Llega pisando fuerte a la capital cordobesa, lo asediaban para que dirigiera agrupaciones, gana 2 Congos de Oro en el Carnaval de Barranquilla haciendo énfasis en el Porro Orquestado.
Julio Castillo fue Coautor del programa de Licenciatura en Educación Básica con énfasis en Educación Artística-Música de la Universidad de Córdoba, en el que se ha desempeñado como profesor Titular en el área de Saxofón y gramática musical desde el año 2000. Tiene un sequito de egresados que fueron instruidos en su portentosa formación. Es especialista y magister en Educación, ha escrito varios libros sobre música y grabado cuatro trabajos discográficos titulados: “Sinú sax quartet”, “Tradición”, “Itinerancia Caribe” y “Cuando pase la tormenta”.
Desde hace 20 años es con el Sinú Sax Quartet que Julio se catapulta y consagra como un músico de prestigio, preservando, transformando y divulgando la música tradicional y popular del Caribe Colombiano a través de conciertos, talleres, arreglos musicales para distintos formatos instrumentales. Ha logrado dejar huellas en España, Croacia, Estados Unidos, Francia, México y Perú. En Colombia se han recorrido casi todo el territorio nacional. Es un formato instrumental de vientos que ejecutan porros, cumbias y varios ritmos de la costa norte de Colombia, tiene cierto toque jazzístico, aunque no le gusta que lo inmiscuyan entre los jazzistas interpreta “El Jazz del Sinú”. Este cuarteto es una fusión muy caribe de saxofones que le ha renqueado en el selecto grupo de respetables músicos y considerado por la crítica musical académica y comercial, como uno de los mejores saxofonistas del país.
Julio Castillo padece de la curiosidad inagotable del niño que busca y no se sacia, se sacia y vuelve y no se queda quieto, haciendo piruetas y malabares melódicos, rompiendo acordes y escalas que por momentos no caben en el pentagrama. Luego se reposa y deja que la fatiga inspiradora lo lleve a las aguas mansas y el mismo no sabe ni que hizo, pero sabe que lo hizo bien. Abre los ojos y una vez más siente la supremacía de la musa inspiradora tomando posesión de su mortal humanidad.
Entra en otra dimensión ajena al resto de los otros músicos, sube al olimpo donde pocos lo hacen, se deja hilvanar por ríos de melodías en su quimera de arreglos musicales, y finalmente nos inunda del follaje armónico de sus notas enaltecidas que salen del saxofón.
En el Harry Ransom Center de la Universidad de Austin, en Texas, reposa el archivo privado de Gabriel García Márquez. Uno de los documentos inmersos en el archivo, tiene un escrito del 2001 a mano alzada por el nobel de literatura que recita: “Nada que se diga o no se diga de Shakira podrá ya cambiar su rumbo de artista grande e imparable”. Y hoy me atrevo a decir en esta columna “Nada que si diga o no se diga de Julio Castillo podrá cambiar su rumbo de gran maestro de la música del caribe colombiano”. ¡Julio es imparable!
POSDATA: Se viene el Premio de Periodismo Cultural y de las Artes de la ciudad de Montería, especialmente para medios de comunicación, periodistas independientes y universitarios de las comunicaciones, con la finalidad de mirar más a la cultural local y resaltarla en los medios regionales. Se necesita el apoyo del sector público y privado para hacerlo con altura… Como se merecen el gremio periodístico y cultural.