Opinión| Por Juan Manuel Galán
Mientras escribo esta columna, más de 8.300 colombianos han salido de Venezuela, incluyendo a más de 1.380 deportados de los cuales más de 200 son menores de edad. Esto es infame. La violación de los derechos humanos de nuestros compatriotas no es un asunto únicamente de Colombia. De la misma manera, que las muertes de los refugiados en el mar Mediterráneo no es un asunto únicamente de Siria, ni cosa de Afganistán, ni exclusivamente un tema de los europeos.
Se trata de un asunto que le compete a toda la comunidad internacional. Si olvidamos eso, en realidad estamos olvidando parte de nuestra humanidad. Martin Luther King dijo alguna vez: “La injusticia en cualquier lado constituye una amenaza para la justicia en todos lados. Estamos atrapados en una red inescapable de mutualidad, atados por una única prenda del destino. Lo que afecta a una persona directamente nos afecta a todos indirectamente.”
Por eso, al margen de nuestras nacionalidades o nuestros lugares de origen, las violaciones sucesivas a los derechos de cualquier ser humano, deben ser un llamado a nuestra solidaridad y a nuestra humanidad. Por esta razón, hoy día en el marco del Derecho Internacional, la obligación de respetar los Derechos Humanos se constituye en una responsabilidad que tiene cada estado no solo con las víctimas directamente, ni siquiera con el Estado del cual ellas son nacionales, sino con la comunidad internacional en su conjunto.
Así Colombia debe ir sin demora, ante la organización internacional de vocación universal, las Naciones Unidas y en particular al Consejo de Derechos Humanos, para discutir y analizar la situación de los colombianos de frontera. Es urgente que Colombia haga una presentación formal de lo ocurrido con nuestros connacionales, para que la comunidad internacional en todo su conjunto fije una posición frente a los hechos causados por el régimen de Maduro.
No es hora entonces de hacer llamados oportunistas a la renuncia de la Canciller, ni de responsabilizar de manera personal al Gobierno por el manejo de esta crisis. Por el contrario, es la hora de demostrar que podemos unirnos en torno a la defensa del interés nacional, que es la defensa de nuestros connacionales, que es la defensa de todos nosotros, juntos.