“Los hombres se van, las obras quedan”, así recita un párrafo del bolero La Vida Sigue Igual, escrita y cantada por el legendario Julio Iglesias. Llamas que no extinguen o huellas indelebles son pocos quienes las logran, y que con el paso de los años han de tomar fuerza.
Dejar legados que inspiren a las nuevas generaciones para seguir edificando en aspectos significativos, que construyan sociedad, que transfieran conocimiento, que eduquen o culturicen; es de grandes pero pocos hombres.
El próximo 29 de diciembre se cumplirán 25 años del fallecimiento del gran cultor cordobés, Guillermo Valencia Salgado. Un hombre prolífico, abogado, músico, investigador y escritor, que llevó durante muchos años su sapiencia y virtudes artísticas a la radio. Ahí se graduó como periodista cultural, interpretando a través de la tradición oral el rescate de las costumbres y esencia del hombre sinuano. La obra artística de Valencia Salgado fue fecunda e inagotable, pero su emancipación y popularización se llevó a cabalidad en las gloriosas Ondas Hertzianas de la Radiodifusión Sonora. Folclorista y folclorólogo. Fue un adelantado en su época que logró informar, educar y entretener a la sociedad.
Así como Sir Arthur Conan inventó a Sherlock Holmes, Cervantes al Quijote, Carlo Collodi a Pinocho, Shakespeare a Hamlet, Allan Poe al Gato Negro, Álvaro Mutis a Magroll el Gaviero, Mario Moreno a Cantinflas y Roberto Gómez a Chespirito; Guillermo Valencia Salgado, siendo un curtido lector, inventó su propio personaje “El Compae Goyo”.
El Goyo se tragó a Guillermo, creo que en público la gente no quería ver al intelectual consumado, deseaban escuchar y ver al campesino, autóctono y genuino, que generaba empatía y química con el hombre de a pie. El Compae Goyo, fue un campesino que, “aplica azotainas de pringamoza a los tío tigre de la política, a la tía zorra de la usura y la explotación, a los tía culebra mapaná del engaño y la corrupción administrativa” según Eduardo Pastrana Rodríguez.
En poesía obtuvo el Premio Concurso Mundial de Poesía (Praga – Checoslovaquia, 1958) y Mención honorífica en París con el poema “Soy de América. Aunque no podemos negar que Zapata Olivella ha sido el más universal de los escritores cordobeses, David Sánchez Juliao el de mayor incursión a nivel nacional, fue Guillermo Valencia el más popular en el departamento de Córdoba; el que más penetró en la idiosincrasia de la cordobesía.
Sus canciones, obras musicales, poemas, cuentos, investigaciones y obras de teatro, fueron inspiradas en lo más crudo del folclor sinuano. Cuando el departamento de Córdoba se separa del Bolívar Grande, él abanderó buscar la identidad cultural del hombre cordobés. Hoy vemos un movimiento que surge entorno al Goyo, 25 años después de su muerte su espíritu vernáculo está emergiendo como uno de sus poemas “Velorio Campesino,” en una euforia bucólica que busca escampadero en esta época moderna y digital.
El poeta Raúl Gómez Jattin dijo en uno de sus escritos “Creo en el pasado como punto de llegada” y a veces toca asomarnos a ese pasado para buscar polo a tierra en medio de una sociedad actual convulsionada por la virtualidad y las nuevas tecnologías, donde los jóvenes no saben de dónde vienen y mucho menos para dónde van. Una sociedad joven que le han vendido el concepto de ser “ciudadanos universales” pero no tienen identidad. ¿Qué están haciendo los gobiernos, colegios y universidades para que estos estudiantes puedan vivir los tiempos de la virtualidad con identidad cultural arraigada? ¿Qué se les está enseñando en los pensum, contenidos programáticos, qué eventos se están haciendo para generar identidad? No olvidemos que antes de ser universales hay que ser rotundamente locales.
El ya desaparecido Rey Vallenato Egidio Cuadrado, fiel compañero del maestro Carlos Vives durante 30 años con la agrupación La Provicnia, llevando el vallenato a vitrinas mundiales, puso el pie en los 5 continentes. Fueron pocos los rincones del planeta que Egidio no evangelizó con su acordeón; pero en los cinco continentes siempre lucio en todo momento el sombrero de vueltas y la mochila Arauca. Dos prendas artesanales que identifican al hombre caribe y colombiano ante el mundo.
Hoy muchos hemos evocado ese pensamiento de Gómez Jattin, de buscar el pasado como punto de llegada. Punto de partida para seguir haciendo cultura en la sociedad donde no perdamos la identidad. Por eso, la ciudad está volviendo a Guillermo Valencia, a su personaje Compae Goyo.
A inicios de este año, en el mes de mayo, el arquitecto patrimonialista Luis Eduardo Puche Morales, creo la Mesa Municipal Guillermo Valencia Salgado, como una iniciativa que emanaba desde la actual administración municipal de Montería, en aras de buscar que el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, logre declarar el año 2027 como el año de Guillermo Valencia a nivel nacional, debido a que en ese año se cumplirá el natalicio 100 del popular personaje.
En ese sentido, de esa mesa municipal, ya han surgido dos importantes eventos en bien del personaje, en bien de la búsqueda ante el Min Cultura (Que hace muchas exigencias) y en bien de fortalecer la identidad cultural del hombre sinuano y cordobés. La Universidad del Sinú acaba de inaugurar la cátedra “Guillermo Valencia Salgado – Compae Goyo” desde la facultad de Humanidades, Arte y Diseño, en cabeza del intelectual William “Liam” Puche, quien tras años de investigación creó la cátedra, que aparte de conocer el legado cultural de un ilustre monteriano como lo fue el Goyo, al tiempo se está dando a conocer a las nuevas generaciones de profesionales en formación, elementos materiales y espirituales de nuestra cultura local. ¡Eso hace parte de la formación integral de un profesional!
Y recientemente se ha creado el Premio de Periodismo Cultural Guillermo Valencia Salgado, con la finalidad que los medios de comunicación del departamento de Córdoba miren más hacia la cultura nuestra, la resalten y visibilicen; que la cultura haga parte de la agenda noticiosa constantemente. Valorar más al hacedor de arte y garantizar un buen periodismo con investigaciones que serán retribuidas en el premio, años tras año. Esta iniciativa ha sido recibida con gran beneplácito en el sector cultural y periodístico con el apoyo de empresas privadas y públicas que ven en la cultura una forma de enriquecer el alma de la sociedad.
Siendo yo un niño de 9 años, mis padres me regalaron el primer libro para leer: Tizones en Tierra, del Goyo Valencia. Desde ese momento hubo un vínculo sagrado entre la literatura, el arte y la cultura con ese niño que, hoy siendo cuarentón, ama infinitamente su cultura. Esos gestos de nuestros padres en la infancia son cruciales para la persona y el devenir que nos vendrá en los tortuosos, pecaminosos y gloriosos caminos de la vida.
Por estos días, quise poner en práctica un poco de eso. Me metí en la hamaca con mi hija menor de 6 años (La Conchi) que no conciliaba el sueño. Comencé a decirle que “Había un muchacho necio, que no le hacía caso a sus padres. En rebeldía se metió en el monte, se llenó de pelo y se convirtió en conejo. Desde ese momento Tío Tigre lo quería comer, Tía Zorra lo quería morder, el burro lo ponía a sufrir”. Los cuentos de Tío Conejo, los que tanto nos enseñó el Compae Goyo.
Esperamos que se sigan sumando a esta causa instituciones, gobiernos, artistas, gestores, jóvenes, académicos, etc. No dejemos que nos traguen las otras culturas ajenas, describamos nuestra aldea y así seremos más universales.