Mientras en La Habana, la jugada de las Farc es tomar Mojitos y enamorar ‘jineteras’; en Córdoba, Colombia, sus crueles hordas minan nuestras tierras y siguen lisiando soldados.
Ni escribir del reclutamiento forzado. Ya los padres, madres o abuelos, en nuestra zona veredal se deshacen de sus hijos o nietos, ya cansados de esconderlos en el monte, al enterarse de la presencia de grupos armados. Cogen a sus pobres hijos o hijas y se los mandan a familiares que tengan en zonas urbanas, si es que los tienen. Otros son enviados a donde conocidos o amigos. Y no hay duda que a muchos de estos inocentes jóvenes se los come un mundo para el cual no estaban preparados. Se pierden en las calles, la delincuencia, el vicio o la prostitución. ¿Quién se atreve a decirme que no son unas víctimas del conflicto? ¿Quién los reparará? ¿Las Farc? De este tipo de violencia y exclusión no hablan los Cepedas, Córdobas y asociados. Mucho menos, los neomamertos y farianos de civil de este país.
¡Qué desgracia ser un joven en la zona rural de Córdoba! Aquí quiero parafrasear esa cita bíblica de Jeremías 17:5: “Maldito el varón que pone su confianza en otro hombre”. Aquí vengo yo: Maldita esa guerrilla y demás grupos armados ilegales que se roban nuestros niños, niñas y jóvenes para la guerra.
Cuando en este mismo espacio escribí, en favor de un tal Juan Manuel Santos, jamás lo hice para que vendiera, negociara o entregara a Córdoba en La Habana. Lo hice para que se acabara esta sangrienta guerra mata pobres y se reivindicara a mi amada Córdoba. Si me equivoqué, de todo corazón, perdónenme. Lo siento mucho. Pero tengan la certeza que resarciré esa terrible embarrada.
Lo fregado de todo lo que está viviendo la gente de Córdoba es que dentro de unos años (o meses), esos despreciables medios de comunicación corporativos del interior, arrodillados al huésped de turno de la Casa Nariño, nos mostrarán como gente despreciable y culpable. Y esos medios se comportan así, solo para estar bien con la chequera del Estado, porque este país necesita de chivos expiatorios y culpables por decreto o por editoriales.
¡Dios mío! Qué le hemos hecho los cordobeses a toda esa gente del poder central del interior de Colombia?, para que hoy nuevamente nos tiren a esta jauría de grupos violentos, liderados por la franquicia criminal más antigua del mundo: las Farc; y seguida de unas tales Bacrim. Hace unos días un amigo, no quiero decir el nombre para que no le arranquen, me dijo: “Amigo, lo que se necesita es que la gente se ponga a orar por Córdoba y pedirle a Dios que tenga misericordia de este Departamento”. Quise cuestionar esa posición y me quedé callado. Pero hoy, una semana después, ante este panorama humillante, y hasta lapidario, creo que tiene razón. No importa la culebra que tengamos con Dios, pero hay que orar por Córdoba y por los cordobeses. Si eso va a servir de algo, no sé; pero la fe es eso, creer en lo que no vemos. Y yo creo en un mejor futuro para esta tierra. Creo en Dios y soy un esclavo de la esperanza y de lo bueno. De pronto el que está mal sea yo, pero les aseguro que no.
Ahora quiero contar lo que pasa con nuestros paisanos de Tierralta, en su zona rural. No se atreven a salir de su vereda o caserío por terror a las minas antipersona que hay sembradas en sus alrededores. Se conoce de mensajeros de las Farc que llegan a advertirles que se cuiden de “andar molestando por ahí”. Para que no vayan a “activar una de las minas que ha instalado el Ejército”. Y la pobre gente de nuestro campo se come el cuento, cuando la realidad es que los miserables de las Farc fueron los que las pusieron.
Quiero decirle en este momento al soldado profesional Jesús Aníbal Moreno Brand, miembro del glorioso Ejército de Colombia, orgánico de la unidad Batallón de Combate Terrestre N° 04 de la Brigada Móvil N°24, que para mí él es otro héroe de esta ensangrentada nación. Quiero pedirle perdón al soldado Jesús Aníbal, porque fue en nuestras hermosas y fértiles tierras, donde perdió sus dos piernas por una mina instalada por las Farc.
¿Qué sueños de vida tendría el soldado Jesús Aníbal? ¿Qué iba hacer el próximo fin de semana que tenía permiso? Lo cierto es que este héroe va camino para el desgarrador Pabellón del Hospital Militar de Bogotá, en donde están los otros héroes de este país: los lisiados por las minas antipersona que han sembrado las Farc. Recuerden que las minas no conocen grados militares. Desde altos oficiales, pasando por todos los grados de suboficiales, han caído en esta trampa de las Farc. Los más afectados son los soldados regulares y profesionales.
Pero a este pabellón del Hospital Militar jamás van los Cepedas, las Córdobas y demás neomamertos y farianos de civil de este país.
¡No lo olviden nunca! Las Farc vienen a vengarse de los cordobeses, por haberse dejado seducir por las Autodefensas. Porque según su creencia, este Departamento fue de ellos siempre y tienen que ‘afinarlo’ nuevamente. No me cabe duda, Córdoba fue negociado en La Habana. Es por esta razón que todo el mal que las Farc le infligen a Córdoba no le importa a los Santos Calderón ni a los De la Calle Lombana ni a nadie de la gente del interior. Estamos solos.
A esos HP (Honorables Políticos) del interior los cordobeses solo les son útiles esos domingos de marzo, mayo, junio y octubre cuando hay elecciones. Miserable gente.
Y esos Santos Calderón también nos tienen castigados con las bandas al margen de la ley, que les gusta llamar, Bacrim. Todos los cordobeses están siendo extorsionados y el presidente lo sabe. Pero como él odia a los cordobeses por que, dizque, aman a Uribe, nos tira a esos lobos.
Una fuente de entero crédito me asegura, que los listados de las Bacrim de comerciantes, empresarios, tenderos, ganaderos y agricultores está más actualizada que los de la Cámara de Comercio, Fenalco, Fedegán y la SAC. Por lo que todo mundo está pagando. La reforma tributaria de Santos funciona a la perfección en Córdoba, todo mundo tributa.
Todos los contratistas están siendo extorsionados donde hacen obras civiles, en especial en las zonas de influencia y control de las Bacrim. Algunos dirán que allí se aplica el adagio que reza: “Ladrón que roba a ladrón…”. Pero esto no debe ser así. Antes las Autodefensas exigían el cumplimiento del contrato, pero hoy el ‘modelo’ diferente.
Muchas personas me han advertido de jamás tocar este tema, pero cabe citar el inicio de esta columna: “Cuando la hipocresía comienza a ser de muy mala calidad, es hora de comenzar a decir la verdad”. Bertolt Brecht.
Yo no tengo tierras, no tengo ganado, no tengo negocios; solo tengo a Dios para arreglar mis pecados. Escribo por convicción y punto. Y que pase lo que tenga que pasar.
Para que Conste. Yo no quiero creer esta infamia. Pero me aseguran que a Julio Manzur le cobraron dos millones de dólares para no librarle la orden de captura (Ley 600). Increíble, parece ser cierta esa sentencia callejera que dice que el que está preso es porque está ‘mondao’. @tonsanjr // www.antoniosanchezjr.org