Me reuniré con los negociadores para discutir los términos de su regreso a La Habana”, manifestó el presidente Juan Manuel Santos tras la liberación del general Rubén Darío Alzate.
“Reafirmo que la agenda del proceso de negociación con las Farc es sobre los cinco puntos acordados y esto no ha cambiado. Hemos logrado acuerdos acerca de tres de los puntos y seguiremos trabajando para lograr acuerdos en los dos restantes”, anotó.
Las Farc liberaron ayer al general Alzate, comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta Titán, al cabo Jorge Rodríguez y a la abogada Gloria Urrego, proponiendo un “armisticio” para evitar nuevas interrupciones al proceso de paz, suspendido por el gobierno tras los secuestros.
Para Santos, “aunque el paso dado por las Farc corresponde al deber de obrar conforme a la ley, es evidente que esa decisión contribuye a recuperar el clima propicio para continuar los diálogos, demuestra la madurez del proceso y nos permite unir nuestra voz a la de millones de colombianos que expresan su solidaridad con los liberados”, anotando que “la negociación en medio del conflicto tiene costos que son difíciles de entender y aceptar”.
Liberación
Las lluvias en Chocó complicaron el operativo, supervisado por el jefe guerrillero Félix Antonio Muñoz, alias Pastor Alape, negociador de paz en La Habana y comandante del bloque Iván Ríos, que viajó especialmente por delegación de Rodrigo Londoño, alias Timoleón Jiménez o Timochenko, según las Farc.
Delegados del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y representantes de Cuba y Noruega, garantes de los diálogos de paz, acompañaron a los tres liberados hasta una unidad militar, desde donde se espera viajarán en las próximas horas a Bogotá.
Alzate, el oficial de más alto rango tomado por las Farc en 50 años de conflicto armado, fue retenido por el bloque Iván Ríos junto a su asistente y la asesora de proyectos especiales del Ejército durante un desplazamiento de civil y sin escoltas cerca de la capital regional Quibdó.
“Rediseñar las reglas de juego”
Desde La Habana, las Farc llamaron a “rediseñar las reglas de juego” de las negociaciones para que “ningún suceso bélico en los campos de combate” justifique una nueva interrupción. “Es hora del cese bilateral del fuego, del armisticio”, subrayaron.
Las Farc ya habían liberado el martes a los soldados Paulo César Rivera y Jonathan Andrés Díaz secuestrados el 9 de noviembre tras combates en Arauca, operativo para el cual también viajó desde Cuba el jefe guerrillero Luis Antonio Losada Gallo, alias Carlos Antonio Losada, según indicó ayer el grupo armado ilegal.
La politóloga Angelika Rettberg, autora del libro “Construcción de paz en Colombia”, atribuyó la agilidad y rapidez con la que se encaminaron las liberaciones al interés del Gobierno y de la guerrilla en evitar una escalada de la crisis. “El proceso de paz ya tiene inercia”, dijo a la AFP.
Sin embargo, luego del regreso de Alzate y sus compañeros nada será igual en las negociaciones, en receso desde el 2 de noviembre y que debían haberse retomado el 18 de noviembre.
“Es difícil que el proceso de paz pueda reanudarse como si nada hubiera pasado”, señaló a la AFP Christian Voelkel, analista para Colombia del International Crisis Group (ICG), una ONG especializada en la resolución de conflictos.
“A largo plazo este episodio va a hacerse sentir en La Habana”, subrayó.
Londoño ya lo había advertido la semana pasada, cuando desde la clandestinidad dijo que “las cosas no podrán reanudarse así no más, habrá que hacer diversas consideraciones”.
La guerrilla también aprovechó para reclamar por los rebeldes presos, indicando que espera que esta liberación “extienda sus efectos benéficos a los prisioneros políticos y sociales del país”.
Apoyos y peros
Retomar cuanto antes la agenda de las conversaciones entre las Farc y los negociadores del Gobierno, pero sobre todo, no perder el ritmo e imprimirle una nueva dinámica de lo que hasta ahora se ha acordado en materia de paz con esa guerrilla, es el pedido de algunos congresistas del Partido Liberal, tras oficializarse ayer la liberación.
La senadora Viviane Morales, codirectora liberal, afirmó que el proceso debe arrancar de otro punto. Esto implicaría, explicó, “un desescalamiento del conflicto para avanzar hacia el cese de hostilidades o tregua en zonas de ubicación de guerrilleros que acepten el cese unilateral”.
“El Gobierno debe darle un nuevo aire a los diálogos. No basta con la liberación del general Alzate y sentarse a la mesa como si nada hubiera pasado”, consideró Morales.
“Lo que ocurrió con ese secuestro es un llamado de atención a que esas cosas no pueden repetirse porque ponen en riesgo el proceso”, dijo la senadora Morales, precisando que “hay que generar nuevas dinámicas, un cese de hostilidades de las Farc para desescalar el conflicto y avanzar hacia una tregua”.
La representante por Bogotá, Ángela Robledo, de la Alianza Verde, expresó que “esperamos que los diálogos se reanuden lo más pronto posible, que se respeten los acuerdos preliminares realizados por las partes que participan en la Mesa de Diálogo en Cuba y que se suscriba pronto el acuerdo para poner fin a esta guerra centenaria que tiene desolado al país”.
La congresista aseguró que “es urgente que todos los colombianos rodeemos este proceso y le demos un apoyo radical para salir de este conflicto que suma más de siete millones de víctimas que quieren la paz”.
De otra parte, tras celebrar las liberaciones, el procurador Alejandro Ordóñez declaró que “el principal enemigo del proceso de paz son las Farc. El secuestro, los atentados terroristas, el reclutamiento de niños, el asesinato de soldados y policías, entre otras demostraciones de barbarie, no permiten construir confianza ciudadana en el proceso de La Habana y hace cada vez más difícil que la sociedad colombiana acepte concesiones a esa organización criminal”.
Para Ordóñez, “las liberaciones no son un acto de paz ni demostración alguna de buena voluntad de los secuestradores de las Farc. No merecen ningún reconocimiento, sino la dura condena de la sociedad colombiana y de la comunidad internacional, por ser prueba de la decisión de la guerrilla de mantener el secuestro como política del grupo. Jamás los debieron secuestrar”.
Ordóñez insistió “en la necesidad de que el Gobierno nacional aproveche el reinicio de las conversaciones en La Habana para corregir inmediatamente los problemas de diseño del proceso de paz, derivados de negociar mientras las Farc mantiene el narcotráfico y acciones terroristas contra los colombianos. Es indispensable el cese de acciones criminales de la guerrilla”.
Desde el Partido Social de Unidad Nacional (La U), su director nacional Roy Barreras trinó que “la esperanza de la liberación es hoy la alegría del reencuentro y ese reencuentro es hoy la esperanza de la reanudación de los diálogos”.
Tras anotar que las “Farc debe suspender todo tipo de ataques contra población civil. Y sociedad civil arropar proceso en fase definitiva”, Barreras consideró que sigue la “reanudación de unos diálogos distintos, más concretos, claros y ágiles que deben entrar en fase de desescalamiento del conflicto”.
Para el presidente del Senado, José David Name, codirector de La U, la liberación de ayer “es una noticia alentadora, estupenda para iniciar una semana con optimismo y esperanza; creemos que el grupo guerrillero aquí expresa una voluntad de paz y ante esa demostración de no querer abortar el proceso, pienso que están dadas las condiciones para que los negociadores vuelvan a la mesa en La Habana, aunque la pieza suelta que debe encajarse aún es la del presunto secuestro de menores en el Cauca y su devolución al seno de sus hogares”.