La directora del Servicio Secreto de Estados Unidos, Kimberly Cheatle, renunció a su cargo tras las críticas derivadas del atentado contra el expresidente Donald Trump en un mitin en Butler, Pensilvania. Cheatle, quien había asumido “la responsabilidad completa” por el fallo en la seguridad, compareció ante un comité de la Cámara de Representantes, describiendo el incidente como el “mayor fallo operativo” de la agencia “en décadas”.
Durante el mitin, Trump fue herido de bala en una oreja por un tirador que se encontraba a unos 140 metros del expresidente, fuera del perímetro de seguridad. A pesar de que testigos habían alertado de la presencia sospechosa del agresor dos minutos antes del ataque, el joven de 20 años logró disparar y posteriormente fue abatido por agentes del Servicio Secreto.
La oposición republicana había exigido la renuncia de Cheatle, quien rechazó responder a muchas preguntas de los legisladores, citando las investigaciones en curso. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS), por orden del presidente Joe Biden, inició una investigación independiente sobre el incidente, la cual estará a cargo de miembros de ambos partidos y deberá concluir en 45 días. Entre los encargados de la investigación están Janet Napolitano, exsecretaria de Seguridad Nacional, y Frances Townsend, exasesora de Seguridad Nacional.