El presidente de Colombia, Gustavo Petro, reveló durante la posesión de Iris Marín como nueva Defensora del Pueblo en Nuquí, Chocó, que su hija Antonella, de 15 años, abandonó el país.
Petro, quien llegó con retraso al evento, expresó su tristeza por la partida de su hija, indicando que era “la última que tenía” con él. Asimismo, añadió que, “se siente desolados” por la decisión que se tomó, ya que su hija se sentía amenazada y acosada.
Esta situación personal, según el mandatario, fue la razón de su ausencia en un encuentro previsto con magistrados de la Corte Suprema de Justicia, quienes lo esperaron en vano, causando malestar entre los togados.
La noticia ha provocado reacciones de figuras políticas cercanas al presidente. Daniel Quintero, exalcalde de Medellín, comparó la situación con su propia experiencia, alegando que tanto él como Petro han sido víctimas de acoso y amenazas que han afectado a sus familias. Quintero denunció lo que considera formas de intimidación por parte de sectores de la oposición, incluyendo acoso a menores y vigilancia con drones.
Por su parte, la senadora María José Pizarro expresó su solidaridad con el presidente, compartiendo su propia experiencia de exilio y la de su hija. Pizarro hizo un llamado a luchar por una democracia donde los conflictos se resuelvan pacíficamente, sin necesidad de que las familias tener en la gestión del gobierno y en la estabilidad política nacional.
