Nacional. El presidente de la República, Gustavo Petro, volvió a referirse a los casos de falsos positivos en Colombia, específicamente a las ejecuciones extrajudiciales. Durante un evento en Manaure, donde posesionó a Francia Márquez como ministra de la Igualdad y Equidad, el mandatario hizo duras críticas a los responsables de estos actos y a políticos que, según él, degradaron las fuerzas militares.
Petro expresó su indignación por los falsos positivos, afirmando que llevaron a los jóvenes soldados a disparar contra 6.402 jóvenes inocentes.
Según sus palabras, esto se hizo por recompensas como un pollo, un permiso, una medalla o un decreto que premiaba la muerte. Además, señaló que estas acciones ocurrieron en un gobierno anterior, liderado por un hombre de civil y de corbata, sin mencionar directamente a Álvaro Uribe ni a Juan Manuel Santos.
El presidente Petro también arremetió contra los políticos que, según él, se unen para detener al Gobierno del cambio, refiriéndose a un supuesto pacto del silencio de la oligarquía. Los acusó de ser cómplices del asesinato y la corrupción, y manifestó que temen que el pueblo se levante para no ser gobernado nuevamente por asesinos y terroristas.
Por su parte, el expresidente Álvaro Uribe se pronunció sobre el reconocimiento de ocho militares ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) en relación a 49 casos de falsos positivos ocurridos en Dabeiba e Ituango entre 2002 y 2006. Uribe lamentó que inicialmente los militares hubieran negado estos hechos y expresó su afectación por la mancha que estos delitos dejaron en la seguridad democrática del país, destacando su cariño por los soldados y policías de Colombia.
En la audiencia de la JEP, los militares reconocieron públicamente su responsabilidad en los falsos positivos, donde se presentó el patrón macrocriminal de homicidios de campesinos por prejuicio insurgente y de guerrilleros que ya habían dejado sus armas. Estos actos generaron estigmatización, desplazamiento forzado y ruptura de proyectos de vida en la región de Dabeiba. Los testimonios de los comparecientes causaron dolor y rabia entre las víctimas presentes en el auditorio.