El ministro de Hacienda de Colombia, Ricardo Bonilla, ha revelado que la controvertida reelección de Nicolás Maduro en Venezuela podría poner en jaque los planes del gobierno de Gustavo Petro para importar gas desde el país vecino. Esta situación amenaza con complicar la estrategia energética de Colombia a mediano plazo.
En una rueda de prensa tras la reunión de la junta directiva del Banco de la República, Bonilla expresó: “Con la situación que hoy tenemos de Venezuela, eso puede dificultarse porque las perspectivas que teníamos era que levantarán las sanciones de Venezuela y que podríamos importar gas de allí, que está más cerca y es más barato”. Esta declaración subraya la incertidumbre que rodea ahora a los acuerdos energéticos bilaterales.
El plan original buscaba contrarrestar un déficit de gas proyectado para 2025, cuando Colombia enfrentaría una escasez de 80 Gbtud. La importación desde Venezuela se presentaba como una solución estratégica y económicamente viable.
Sin embargo, el panorama político actual complica este escenario. Estados Unidos ha advertido que su paciencia “se está agotando” ante la falta de transparencia en los resultados electorales venezolanos, y ha amenazado con responder “en consecuencia”. Además, ya ha revertido parcialmente el alivio de sanciones sobre el petróleo y gas venezolano.
Esta situación pone a Colombia en una posición delicada. Por un lado, el gobierno de Petro ha mostrado una postura más conciliadora hacia Venezuela, absteniéndose recientemente en una votación crítica en la OEA. Por otro lado, las presiones internacionales y la inestabilidad política en Venezuela podrían obligar a Colombia a buscar alternativas más costosas para su abastecimiento de gas.
El ministro Bonilla admitió que, por ahora, Colombia tendrá que “seguir importando gas con el precio del Golfo de México”, una opción más cara que podría impactar en la economía nacional.