El nuevo presidente de Panamá, José Raúl Mulino, y su homólogo colombiano, Gustavo Petro, se reunieron este lunes para abordar la crisis migratoria en la selva del Darién, un paso fronterizo crítico utilizado diariamente por cientos de migrantes en su camino hacia Norteamérica. Este encuentro tuvo lugar antes de la investidura de Mulino como mandatario panameño, según informó el equipo de prensa del Gobierno entrante. Durante la reunión, Petro destacó que si se controla la migración venezolana, el problema migratorio sería significativamente menor.
“Mis dos países vecinos son vitales, no importa lo que pase. No hay problema que una buena amistad no pueda solventar”, afirmó Mulino, subrayando la estrecha relación histórica entre Panamá y Colombia. Ambos mandatarios acordaron organizar una reunión con Estados Unidos para revisar el tema de la migración ilegal, un paso importante dado que este lunes el Gobierno de Mulino y Estados Unidos firmarán un acuerdo sobre el flujo de migrantes irregulares, con Alejandro Mayorkas, secretario del Departamento de Seguridad Interna de EE.UU., liderando la misión oficial.
En lo que va del año, más de 195.000 migrantes han atravesado la peligrosa selva del Darién, la mayoría de ellos venezolanos, mientras que en 2023 la cifra superó los 520.000, una cantidad inédita según datos oficiales. Se teme que este año la cifra ascienda hasta las 800.000, según alertas de Unicef. El domingo, Mulino trató la crisis migratoria con el secretario Mayorkas, destacando la necesidad de cooperar estrechamente para resolver la crisis humanitaria en Darién. Mulino propuso repatriar masivamente a los migrantes irregulares y solicitó a Estados Unidos un acuerdo de cooperación para financiar este esfuerzo.
Además de la crisis migratoria, Petro y Mulino exploraron la posibilidad de reactivar el proyecto de interconexión eléctrica, un proyecto valorado en al menos 500 millones de dólares que se remonta a 2009 pero que ha estado paralizado por la falta de capital y problemas técnicos y socio-ambientales. Petro señaló que Colombia ha superado algunos de los obstáculos que impedían el avance del proyecto, especialmente el paso por comunidades originarias. La interconexión eléctrica implicaría una línea de cerca de 500 kilómetros entre ambos países y una capacidad de 400 megavatios.