Bolivia enfrenta una delicada situación política después de que militares, liderados por el general Juan José Zúñiga Macías, ingresaran con blindados a la plaza Murillo en La Paz, generando acusaciones de un intento de golpe de Estado.
Zúñiga, hasta hace poco comandante del Ejército boliviano, se ha convertido en la figura central de este intento de golpe.
Juan José Zúñiga Macías, un militar boliviano con un polémico historial, ocupó el cargo de jefe del Estado Mayor del Ejército. Durante ese período, el expresidente Evo Morales lo acusó de liderar el grupo militar “Pachajcho”, que supuestamente ejecutaba un “plan negro” en su contra.
Igualmente, Zúñiga ha enfrentado acusaciones de malversación de fondos por al menos 2,7 millones de bolivianos, dinero destinado a iniciativas sociales como el bono “Juancito Pinto” y la “Renta Dignidad” para poblaciones rurales y personas de la tercera edad.
Estas acusaciones resultaron en una sanción que incluyó siete días de arresto y el pago de viáticos.
En declaraciones a la prensa local, el general Zúñiga expresó su descontento con la situación actual, afirmando: “Basta de humillar a nuestro Ejército”. Aunque reconoció “por el momento” a Luis Arce como capitán general de las Fuerzas Armadas, sugirió cambios inminentes al declarar que “pronto va a haber una posesión, seguramente pronto va a haber un nuevo gabinete”.
La situación ha generado una fuerte reacción en el país, y críticos argumentan que las amenazas hechas por Zúñiga son sin precedentes en la democracia boliviana. Mientras las autoridades responden a esta crisis política, la figura del general Zúñiga Macías se erige como un elemento central en el conflicto.