El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, presentó ante la Asamblea Nacional una propuesta de reforma constitucional que, de ser aprobada, le otorgaría a él y a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, un control sin precedentes sobre los tres poderes del Estado.
La reforma, denominada “Ley de protección de los nicaragüenses ante sanciones y agresiones externas”, crearía la figura de “copresidentes” y convertiría a la pareja gobernante en “coordinadora” de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, eliminando su independencia. Además, extendería el mandato presidencial a 6 años y garantizaría inmunidad para los copresidentes durante ese período.
Entre otras enmiendas, se oficializaría la figura de los “policías voluntarios”, acusados por organizaciones de derechos humanos de reprimir protestas, se permitiría cesar a funcionarios que disienten de los principios del régimen y se limitaría aún más la libertad de expresión. Asimismo, la bandera del partido de Ortega, el FSLN, se oficializaría como símbolo patrio.
Se espera que la reforma sea aprobada rápidamente por la Asamblea Nacional, donde 75 de los 91 diputados pertenecen al FSLN. Desde 2007, Ortega ha modificado la Constitución en 12 ocasiones, eliminando los límites al mandato presidencial y permitiendo su reelección indefinida en procesos considerados fraudulentos por la comunidad internacional.