En un inusual despliegue de unidad regional, los presidentes de Guatemala, Uruguay y Chile han alzado sus voces en firme condena al reciente proceso electoral en Venezuela, calificándolo abiertamente como un fraude orquestado por el régimen de Nicolás Maduro.
Bernardo Arévalo, presidente de Guatemala, fue enfático al declarar que el gobierno de Maduro “no es democrático”, instando a una solución pacífica que respete la voluntad del pueblo venezolano.
Por su parte, Luis Lacalle Pou de Uruguay no dudó en calificar la situación como una “dictadura que cierra todas las puertas” a la vida democrática.
Quizás la declaración más contundente provino del mandatario chileno, Gabriel Boric, quien no solo repudió la decisión del Tribunal Supremo de Justicia venezolano de validar las elecciones, sino que también comparó la crisis migratoria resultante con la de Siria.
Boric, además, anticipó posibles represalias verbales del régimen venezolano, pero se mantuvo firme en su posición.
