Una mutación agresiva del coronavirus animal ha surgido en Chipre, llevando a la muerte de miles de gatos desde el inicio del año. El Reino Unido ya ha registrado su primer caso importado, generando creciente preocupación sobre la posible expansión global de esta nueva variante.
Chipre, conocida como la “Isla de los Gatos” debido a su población de gatos callejeros, ha visto cómo la variante del coronavirus se propaga rápidamente entre estos animales. La práctica común de transportar gatos callejeros desde Chipre a otras partes de Europa aumenta el riesgo de la dispersión de la variante.
Los coronavirus en gatos son conocidos, siendo el coronavirus felino (FCoV) uno de ellos. Por lo general, los gatos no sufren enfermedades graves, pero la nueva variante, denominada F-CoV-23, ha resultado ser altamente patógena y contagiosa. Esta variante es una recombinación de FCoV y el coronavirus canino (CCoV), adoptando la proteína de pico del CCoV, lo que acelera su propagación entre los gatos.
La nueva variante ha causado la peritonitis infecciosa felina (PIF), una forma grave de la enfermedad. Los síntomas incluyen vómitos, diarrea, pérdida de peso, fiebre y problemas respiratorios. Hasta el momento, no se ha informado de transmisión a humanos ni a otras mascotas.
Aunque los detalles sobre el riesgo para otras regiones aún no están claros, la comunidad científica y las autoridades veterinarias están monitoreando de cerca la situación para evitar una posible propagación global de esta variante mortal del coronavirus en gatos.