Autoridades estadounidenses confiscaron una aeronave de lujo presuntamente utilizada por Nicolás Maduro.
El Dassault Falcon 900, con matrícula T7-ESPRT, fue interceptado en territorio dominicano y posteriormente trasladado a Florida, según informaron fuentes oficiales del Departamento de Justicia.
La operación, fruto de una investigación exhaustiva, reveló que el jet, avaluado en 13 millones de dólares, habría sido adquirido mediante una red de empresas fantasma para eludir las sanciones impuestas por Washington.
El fiscal general Merrick B. Garland enfatizó que esta acción demuestra el compromiso inquebrantable de su gobierno en la persecución de quienes intenten burlar las restricciones económicas vigentes.
Desde su adquisición en 2023, la nave habría sido empleada primordialmente para transportar a Maduro y sus allegados desde instalaciones militares venezolanas. Este incidente se suma a una serie de confiscaciones previas, incluyendo vehículos de alta gama y otros activos vinculados al régimen chavista.
La incautación se produce en un momento de tensiones renovadas entre ambas naciones, exacerbadas por las recientes elecciones presidenciales en Venezuela, cuya legitimidad ha sido cuestionada internacionalmente. Analistas sugieren que esta medida podría ser una estrategia para presionar a Caracas a mostrar los verdaderos resultados electorales.
El gobierno venezolano, por su parte, denunció lo que considera una violación a su soberanía, calificando el decomiso como un acto de piratería internacional.
