Japón se encuentra en un estado de alerta, tras la advertencia emitida por un comité especial sobre la posibilidad de un “gran terremoto”. Esta alerta, la primera de su tipo en la historia del país, surge después de un sismo de magnitud 7.1 que sacudió recientemente la región, dejando varios heridos leves.
El evento sísmico, apodado “El Grande”, podría ocurrir en la Fosa de Nankai, situada en la costa meridional de Japón.
Los expertos pronostican que este megaterremoto podría alcanzar una magnitud superior a 8 en la escala de Richter, con el potencial de desencadenar tsunamis devastadores, reminiscentes del catastrófico evento de marzo de 2011 que cobró la vida de aproximadamente 20.000 personas.
Ante esta amenaza latente, el gobierno japonés ha instado a la población a mantenerse preparada, aunque sin ordenar evacuaciones inmediatas. No obstante, muchos ciudadanos han comenzado a tomar precauciones, almacenando alimentos y realizando preparativos de emergencia.
Los científicos estiman que existe entre 70% y 80% de probabilidad de que este megaterremoto ocurra en las próximas tres décadas, aunque la posibilidad de un evento inminente se sitúa en torno al 1%.
Esta vulnerabilidad sísmica de Japón se debe a su ubicación en el “Cinturón de Fuego” del Pacífico, donde la convergencia de cuatro placas tectónicas crea condiciones propicias para la actividad sísmica.
Mientras Japón se mantiene en vigilia, las autoridades continúan monitoreando de cerca la situación, recordando a la población la importancia de la preparación constante frente a estos fenómenos naturales que son parte inherente de la realidad geológica del archipiélago.
