En Italia llegan anualmente más de 134 millones de turistas, siendo este uno de los países más visitados de Europa. Por esta razón, muchos lugares recurren a nuevas normas y tecnologías para intentar controlar el exceso de turistas, teniendo en cuenta que a veces se convierte en la receta para el caos, el mal comportamiento y los accidentes desafortunados.
En el marco de la celebración conjunta de Ferragosto, una antigua festividad instituida por el fundador del Imperio Romano, Augusto, el Ministerio de Turismo de Italia estima que llegarán 13 millones de italianos, además de los millones de turistas extranjeros.
En varios sitios de Italia hay reglamentación para turistas. En Roma, Florencia y Venecia se instalaron semáforos provisionales como medida de control de multitudes en zonas de gran afluencia peatonal para impedir que la gente se haga selfies y bloquee la circulación.
En las playas de la isla de Cerdeña prohibieron el uso de rocas para anclar las sombrillas, mientras que en Sassari la música debe cesar a las 2 a.m. En la Costa Amalfitana, las autoridades regularán el número de vehículos que atascan las pintorescas carreteras, limitando alternativamente la entrada de matrículas pares e impares en determinadas calles pequeñas durante las horas de mayor afluencia.
Ante la situación, el Ministro de Turismo italiano, Daniele Santanchè, calificó de “blasfemia” la cuestión del turismo excesivo. “Para mí, el sobreturismo es una blasfemia; el problema es gestionarlo y gobernarlo, como hemos empezado a hacer desde que estamos en el Gobierno”, declaró al diario La Nazione de su ciudad natal, la Toscana.
Otros países también han tomado la iniciativa para reglamentar el turismo. En España, miles de ciudadanos se han lanzado a las calles pidiendo restricciones al turismo de masas y un replanteamiento del modelo de negocio. Japón también se une a estas restricciones, instalando una pantalla negra para bloquear uno de los puntos más populares para fotografías del Monte Fuji.