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Londres. Estados Unidos y Gran Bretaña analizaron el sábado posibles nuevas sanciones contra Rusia mientras gobierno y rebeldes seguían luchando en el este de Ucrania pese a un cese de fuego convenido hace una semana. No estaba en claro si los aliados coincidían en aumentar las presiones sobre la economía rusa, que significa mucho más para Europa.
En momentos en que los militares ucranianos y los separatistas prorrusos se acusaban mutuamente de los continuos ataques, el secretario de estado norteamericano John Kerry y el ministro británico de Relaciones Exteriores Phlip Hammond responsabilizaron a Moscú. Kerry acusó a los rusos de cinismo al apoderarse de terreno en Ucrania predicando la paz. Kerry mencionó el puerto estratégico de Mariupol, que según Ucrania se ve amenazado por un refuerzo de equipos bélicos de los rebeldes apoyados por Rusia.
Si estos se apoderan de la ciudad podrían establecer un corredor terrestre entre Rusia continental y la península de Crimea, que Moscú se anexó.
“Lo que ocurre con respecto a Mariupol es sencillamente inaceptable y por eso estamos hablando de sanciones adicionales, esfuerzos adicionales”, dijo Kerry a la prensa. El mensaje al gobierno del presidente ruso Vladimir Putin, dijo, debía ser el siguiente: “No vamos a jugar este juego. No vamos a quedarnos sentados y participar en este tipo de comportamiento extraordinariamente cobarde a expensas de la soberanía e integridad de una nación”.