La reciente victoria electoral de Nicolás Maduro en Venezuela, con un 51.2% de los votos frente al 44% del candidato opositor Edmundo González, ha desencadenado una ola de rechazo internacional. Líderes políticos y exmandatarios de la región han expresado su desconfianza en la transparencia del proceso electoral venezolano.
El expresidente colombiano Juan Manuel Santos se sumó a las voces críticas, declarando que los resultados no son creíbles. “No se pueden reconocer hasta que no haya total transparencia y sean avalados por observadores y analistas no comprometidos con el régimen”, afirmó Santos, insistiendo en la necesidad de una evaluación imparcial del proceso electoral.
Santos hizo un llamado a la comunidad internacional, instando a que “el mundo democrático debe manifestarse para defender la democracia en Venezuela”.
El rechazo a los resultados electorales no se limita a Colombia. El expresidente Iván Duque fue más allá, calificando el proceso como un fraude y exigiendo presión internacional.
Los resultados en Venezuela no son creíbles. No se pueden reconocer hasta que no haya total transparencia y sean avalados por observadores y analistas no comprometidos con el régimen. El mundo democrático debe manifestarse para defender la democracia.
— Juan Manuel Santos (@JuanManSantos) July 29, 2024
Por su parte, los actuales mandatarios de Argentina y Chile, Javier Milei y Gabriel Boric respectivamente, han anunciado que no reconocerán los resultados mientras persistan dudas sobre la legitimidad de las elecciones.
La postura de estos líderes refleja una creciente preocupación regional por la situación democrática en Venezuela. La falta de observadores internacionales independientes y las denuncias de irregularidades han alimentado las sospechas sobre la validez de los resultados.
La comunidad internacional se enfrenta ahora a la tarea de definir su posición frente al gobierno de Maduro y determinar las acciones a seguir para promover la transparencia y la democracia en el país.
Mientras tanto, el gobierno venezolano defiende la legitimidad de los resultados, argumentando que el proceso fue limpio y transparente. Sin embargo, la creciente presión internacional podría tener implicaciones diplomáticas y económicas para Venezuela en los próximos meses.