En un reciente evento de campaña en Wisconsin, el expresidente Donald Trump intensificó su retórica sobre la inmigración y lanzó fuertes críticas contra sus oponentes demócratas. Trump, de 78 años, calificó la situación migratoria como una “invasión” y utilizó un lenguaje alarmista para describir sus potenciales consecuencias.
El discurso de Trump se centró en cuestionar las capacidades mentales de sus rivales políticos. Refiriéndose al presidente Joe Biden, Trump declaró: “Joe Biden se volvió un discapacitado mental”. Sobre la vicepresidenta Kamala Harris, afirmó: “Kamala nació así”, llamándola “discapacitada mental”.
Trump pintó un escenario de inseguridad, sugiriendo: “Entrarán en tu cocina y te cortarán la garganta”, refiriéndose a los inmigrantes indocumentados. Estas afirmaciones contrastan con las estadísticas oficiales que indican una disminución en los cruces fronterizos y en las tasas de criminalidad general.
Por su parte, Kamala Harris, durante un evento de recaudación de fondos en California, respondió indirectamente a estas acusaciones. Harris calificó la retórica de Trump como “el mismo libreto gastado” y destacó: “Estas elecciones son sobre dos visiones muy diferentes para nuestro país”.
El tono del discurso de Trump, reconocido por él mismo como “oscuro”, ha generado preocupación. Trump admitió: “Este es un discurso oscuro”, justificando su enfoque como reflejo de la gravedad de la situación según su perspectiva.
Trump continuó con afirmaciones, diciendo que los inmigrantes indocumentados “van a violar, saquear, robar y matar al pueblo de Estados Unidos de América”.
Estas declaraciones se producen en un contexto de creciente polarización política, donde el tema migratorio se ha convertido en un punto central de debate, con potencial impacto significativo en el electorado de cara a las elecciones del 5 de noviembre.